Drakesters: Espero
que esta hermosa historia haya llegado hasta sus corazones cómo lo hizo
en el mío. Cómo siempre dedico esta novela a Drake Bell, él, que ha
sido mi gran inspiración en cada una de mis historias. También la dedico
a todas las lectoras que me acompañaron hasta el final, ¡y que me
apoyaron siempre! y muy en especial se la dedico a James Dean, él fue el
protagonista original en la película East of Eden, con su personaje
Cal, que aquí fue Drake. Hasta donde quiera que él esté, espero que sepa
que para muchas personas que lo admiramos sigue más vivo que nunca, y
que siempre lo llevamos en un lugar especial de nuestros corazones. Y
con -Al Este del Paraiso- doy por terminada esta gran aventura que fue
escribir novelas sobre Drake Bell, fue una gran experiencia que nunca
olvidaré, gracias a todas las que leyeron alguna de mis novelas, o tal
vez todas, gracias por su apoyo que me animó a seguir escribiendo, y
espero que lo que hice haya sido de su agrado, pues para ustedes fue.
¡Gracias por todo Drakesters!. Al final del cap les dejo el link para ver la película por si es que a alguien le interesa verla, vale la pena. Su servidora Esmeralda Bell Dean.
Aquí el Final!...
Los
ojos claros de Adam giraron hasta encontrarse con el chico, y posaron
su mirada en él. Drake sintió los labios resecos, los entreabrió, pero
no emitió sonido alguno. Lee prosiguió.-no
sé cuanto tiempo vivirá Adam, acaso mucho tiempo, o acaso una hora, no
lo sé. Pero su hijo seguirá viviendo, se casará, y sus hijos serán lo
único que quede de usted- Lee se detuvo, limpió sus ojos con los dedos, y
aclaró su voz.
-él
cometió algo muy malo Adam, y lo hizo entre otras cosas llevado por la
ira, porque creía que usted lo había rechazado, y el resultado de esa
ira fue Adam, que su hermano James, y su hijo, haya muerto-
-Lee, no sigas- dijo Drake tras escuchar esas palabras que habían penetrado en los más profundo de su ser.
-tengo que hacerlo- miró a Drake de manera tierna.
-es necesario aunque esto lo mate. Es mi decisión, y si es mi pecado, yo cargaré con él- Sonrió tristemente y continuó.
-Adam,
su hijo está marcado por la culpa; que lo está consumiendo, y es
demasiado peso para él. No termine de aniquilarlo rechazándolo, no acabe
con él-
La
voz de Lee se etrecortaba, y le era difícil continuar hablando, tenía
que aclarar su garganta y seguir hasta el final. Respiró hondo y siguió.
-¡dele su bendición Adam! no lo deje solo con la culpa ¿me oye?-
Adam cerró los ojos y nos los abrió, en sus cejas se marcó una arruga profunda. Lee siguió.
-Ayudelo,
dele su oportunidad y deje que sea libre, eso es lo único que
diferencia al hombre de las bestias, la libertad. ¡Liberelo y dele su
bendición!-
La
cama perecía temblar, Adam hacía un esfuerzo, y levantó un poco su
mano, aunque pronto cayó. La expresión de Lee parecía anhelante, se
acercó a Adam, y con la sabana limpió el rostro humedo del hombre, quién
se esforzaba. Lee se acercó aún más a él, y le susurró.
-Gracias
Adam, gracias amigo mío. ¿Puede mover los labios? por favor, haga que
pronuncien su nombre, dele una sola palabra que lo libere-
Adam
levantó la mirada con la expresión de abrumada fatiga. Sus labios se
entreabrieron, pero no salió sonido alguno. Lo intentó de nuevo, llenó
de aire sus pulmones, y se esforzó. Apenas como un suspiro, la palabra
que susurró parecía quedar flotando en el aire ¡Timshel!
Suspiro
dificultosamente. Después sus ojos humedecidos por las lágrimas que se
asomaban, se cerraron pesadamente, pues el esfuerzo había sido
extenuante. La expresión de Drake cambió por completo en un instante,
una sola palabra era capaz de llenar de luz el camino más obscuro. Los
ojos del chico se llenaron de lágrimas, las cuales corrián por sus
mejillas cómo gotas de lluvia. Valeria limpió con los dedos aquellas
gotas que se posaban sobre el rostro salpicado de pecas, pero enseguida
se llenó de nuevo, ella le sonrió cómo lo hace una mujer enamorada, acercó su rostro al de Drake, y le dio un pequeño beso en los labios, a lo que el correspondió con una sonrisa tierna. Después ella se dispuso a salir de la habitación, seguida del chino, quién dio una palmada
en la espalda del muchacho, tomó a Valeria de la mano, y cerraron la
puerta para dejarlos a solas. Drake se hincó junto a la cama de su
padre, y se echó a llorar sobre ella para cubrir su rostro en las
sabanas. Por primera vez su llanto no era de dolor, sino de alegría.
Después de unos minutos, y luego de poder calmar las lágrimas, levantó
el rostro, miró a su padre, y dijo.
-Toda
la vida me dije que yo era así, y esa idea se me metió en la cabeza,
tanto que termine por creermelo, pero no ¡el hombre es libre de elegir!
tal cómo lo dijo Lee, en eso nos diferenciamos de las bestias. Yo soy
libre de elegir, así cómo tú lo has dicho. Sólo yo elijo si quiero o no
vencer el mal. Timshel, lo recuerdo bien ¡significa tú podrás! y ahora
estoy seguro de que podré vencer el mal que vive dentro de mi,
yo elijo el camino del bien, y entoces así me convertire en un buen
hombre, y con ello vendrá la felicidad ¡soy libre! por primera vez me
siento libre cómo un pajarillo que abre sus alas y vuela, y no sabes que
sensación tan maravillosa es sentirse así, mi cuerpo ya no pesa, soy
ligero cual pájaro volando. Acaso estoy seguro de que esa es la palabra
más importante del mundo, pues ella me ha liberado, me ha abierto los
ojos, y me ha revivido. Padre, no sé cuanto tiempo Dios te deje a
nuestro lado, pero te prometo que trataré de hacerte todos y cada uno de
esos días muy feliz, quiero que al momento de irte ¡lo hagas con una
sonrisa sobre tus labios!
Nunca, nunca más volveré a sentirme solo, por que no lo estoy. Padre, gracias, ¡gracias por liberarme!-
Aunque
Adam no podía hablar, la expresión en su rostro, su mirada, le
mostraban a Drake la alegría que causaba en él saber a su hijo libre, y
ver por primera vez en sus ojos una mirada transparente y limpia. Drake tomó una silla y la llevó junto a la cama de su padre, después se sentó en ella pues no pensaba separarse ni un instante de Adam, estaría ahí en todo momento para cuidar de él. Adam parecía estar mucho más tranquilo, la expresión en su rostro había cambiado, casi se podía notar una media sonrisa en él, pero estaba muy cansado, y
aunque no quería hacerlo, sus ojos se cerraron y se quedó dormido.
Y
aquí termina mi historia jovenes. Hijo, y todos los jovencitos presentes en verdad deseo que lo que hoy
les he contado, haya entrado en sus corazones, y algo hayan aprendido
con esto. Podemos cometer muchos errores, y no ser los buenos hijos que
deseaban los padres, pero no basta con ayudar al bueno, sino que hay que
ver por todos por igual. Hijos, amen y respeten a sus padres y
den el lugar que se merecen, sean buenos hijos en la vida, y
compartan a su lado. Verán que todo algún día tiene su recompensa.
-señor Cal- le pregunta un alumno. -¿que pasó con Drake después de esto?-
-pues
lo que era de esperarse. Drake y Valeria se casaron dos años después.
Todos se fueron a vivir al rancho, y ahí pasaron el resto de sus días-
-pero ¿y Adam? murió pronto, supongo-
-el
milagro de liberar a Drake fue muy grande, pero igual de grande fue el
que pasó con Adam. Él, tuvo cierta mejoría luego de ese día, y con el tiempo pudo
hablar, con dificultad, pero lo hizo, podía mover los brazos, y luego de
un tiempo podía sostener la espalda y sentarse-
-pero ¿como? estaba muriendo-
-pues
ese dicho de que el amor hace milagros, es muy cierto. Drake se dedicó
por completo a cuidar de su padre, además estaban Lee, Valeria, y los amigos cercanos, que estaban muy al pendiente y lo
apoyaban. Después al ver que mejoraba casi milagrosamente, consiguieron a un especialista que le daba terapias, y
entonces fue cuando comenzó a moverse y ¿a que no saben cuantos años más vivió?-
-¿cuantos?-
-vivió
veinte años más, tuvo tiempo de ver crecer a sus nietos, jugar con
ellos, y llenarlos de amor. Junto a su hijo, su nuera, sus tres nietos, y
su hermano del alma, Lee, vivió muy feliz el resto de sus días. Y cuando
murió, lo hizo mientras dormía, la noche anterior jugó, río y la pasó
feliz. Se fue a dormir alegre y sonriente, y tal y cómo Drake lo
prometió ¡murió con una sonrisa en los labios!-
-todo suena muy bonito ¿en verdad esta historia fue cierta?-
-Claro
que lo fue, y más bonita fue la forma en que mis abuelos dejaron esta
vida. Ellos se amaban tanto, todo el tiempo se demostraban lo mucho que
se querían, y no había pareja más enamorada que ellos, ni los años
desgastaron ese amor. Se repetían que morirían juntos ¡y así fue!. Era
primavera, y la azaleas estaban florecientes en el río, mi padre y toda
la familia los acompañamos hasta él, pues era cómo un presentimiento de
que su tiempo estaba por acabarse, ellos querían morir ahí. Juntos caminaron, y cortaron
muchas azaleas y las pusieron en canastos. Casi al atardecer se sentaron en la orilla del
río, mojaron sus pies, y recargaron su cabeza una a la otra. Mi abuelita
fue la primera en cerrar los ojos, y él lo supo. Sus latidos habían
estado unidos en uno solo por muchos años, y el corazón de ella ya no
latía en el suyo. Mi abuelo la miró descansar
tranquilamente, iradiaba paz, y en sus labios una sonrisa estaba
dibujada. El besó su frente, y lo escuchamos susurrar -espera un
momento, ya estoy contigo amor ¡James y mi padre nos esperan! al fin podré ver de nuevo a mi hermano, y pedirle perdón ¡al fin estaremos todos juntos!. Estás más
radiente que esas azaleas, luces igual de hermosa que cómo aquella primera vez en la que
vinimos al río a cortar flores-
Comenzó a tararear una canción de arrullo, mientras acomodaba una azalea sobre el pelo de la abuela. Y mi abuelo Drake cerró sus ojos también. De sobra está decir que la sonrisa en sus labios estaba ahí.
Las
flores que ellos cortaron se usaron para hacer coronas, y para adornar
sus tumbas con ellas, aún después de muchos días ¡parecían recién
cortadas! FIN.
Valeria
decía a Lee, de manera desconsolada aquellas palabras que llegaban
hasta lo más hondo del chino, quién quería a los dos cómo a sus propios
hijos.
-Es que tengo mucho miedo por él, creo que esta vez no podrá soportarlo-
-piensas en que ¿pueda intentar...?
-eso
pasa por mi cabeza, pero no. Luego pienso que si estamos a su lado no
será capaz de hacerlo. Me refiero a las consecuencias.Tú sabes cuanto lo
quiero, y lo importante que es para mi, y por eso no puedo concevirlo
íntegro. El tormento no lo dejará vivir en paz ni un solo día por el
resto de su vida, y tal vez creerá que lo mejor es alejarse de nosotros
para no hacernos daño ¡y estando solo se sentirá más perdido que nunca!
Se sentirá culpable y no podrá olvidarlo ni un momento. Y sabes que no
es su culpa, se dice que está en su sangre y puede que así sea, pero
¿que se puede esperar? cuando el triste destino de una persona ha sido
marcado desde el momento en el que nació. La falta de cariño, de
atención, la incompresión ¡la falta de amor! eso vuelve a todos los
seres crueles, perversos, malvados. Cuando todo lo que un niño necesita
es es amor de aquellos que lo rodean, que lo hagan sentirse querido,
protegido, valioso ¡y ese ha sido el cruel destino de Drake! jamás tuvo
una sola muestra de afecto, una sola palabra dulce, una caricia ¡jamás
le comprendió! solo se preocupó por juzgarlo, y por culpar a su sangre,
cuando tal vez él fue el único responsable. Yo no soy quién para
reprocharle nada, ya la vida se lo estará cobrando, pero que diferente
sería si Adam hubiera sido con Drake cómo lo fue con James, si le
hubiera dado un poco de todo lo que le dio a él. Ahora Drake no se
sentiría tan culpable, tan indigno y tan atormentado. ¡y James tal vez hoy estaría vivo! Yo lo amo Lee, y
no puedo imaginarlo sino siendo un hombre libre y completo, o de lo
contrario nunca podrá ser feliz. Pero no sé si a estas alturas eso sea
posible ¡quiero ayudarlo pero no sé cómo! No lo abandones Lee, ayudalo
¡tú eres capaz de enfrentarte ante todo, es cómo un don que posees!- Lee
se quedó pensando un momento, y respondió.
-ignoro
si puedo enfrentarme a las cosas, toda la vida he tenido que
arreglarmelas yo mismo, y no quiere decir que dude de mi, pero no tengo
los suficientes juicios de valor para saberlo. Toda la vida me he visto
obligado a llorar a solas.
-tú ¿llorar?-
-si.
Cuando mi querido amigo Samuel Hamilton murió, en mi una llama se
apago, cómo una vela que da luz. Tuve que prenderla y seguir adelante.
He tenido que aprender de mis estupideces por mi mismo. Siempre había
creido que los buenos son destruidos, mientras que los malos sobreviven,
y lastiman. Sentía que un Dios me había llenado de todo, tanto lo bueno
cómo lo malo ¿no les ha pasado eso? ¿no se han sentido así?-
-si, yo si- respondió Drake muy seguro.
-yo no lo sé- dijo Valeria.
-tal vez aquello no era suficiente. Quizá-
-quizá ¿que?- preguntaba Drake interesado en saber más.
-Pues
quizá algún día los hombres lleguen a darse cuenta, no importa de que
generación sean. Es cómo un artesano, no abandona el sueño aún de
anciano, de querer hacer una taza delgada, fuerte, transparente
¡perfecta! Su taza no sale perfecta, pero no abandona ese sueño, y la
vuelve a comenzar. El resultado puede ser un montón de escoria, o tal
vez la perfección. ¿me conprenden?-
-hablas
de que Dios nos crea con la esperanza de que seamos buenos, pero que el
resultado es lo que somos ahora ¿seres con muchos errores, incluso
malos? no somos lo que el quiere- dijo Valeria.
-algo así. Drake, ¿tú crees que el que nos creó dejará de intentarlo?-
-yo no puedo pensar en eso. Ahora no puedo- decía Drake muy confundido-
Nadie dijo nada más, pensaban en las palabras de Lee, y en lo ciertas que llegaban a ser.
Los pasos de la enfermera se escuchaban venir, se paró frente a Lee, y le dijo.
-necesito
una jarra con agua. Sucede que a los enfermos les da mucha sed, pues
respiran por la boca, y se les reseca, tienen que tomar mucha agua, y me
gusta tener una jarra de agua a la mano-
Lee tomó una jarra, la llenó con agua y la dio a la enfermera. Luego preguntó.
-¿está él despierto?-
-ho
si, está muy despierto, le he lavado la cara y lo he peinado. Es muy
buen enfermo, hasta me quiso sonreír. Lee se paró rápidamente, y tomó el
brazo de Drake.
-ven Drake, quiero que me acompañes, también tú Valeria, tienen que venir los dos-
Lee
subió junto con los chicos hasta la habitación de Adam. Lentamente abrió
la puerta y asomó la cabeza para mirar adentro, luego la abrió por
completo para darle paso a Valeria y a Drake, éste último entró casi a
jalones, la chica lo tomó del brazo y jaló con fuerza para hacerlo
entrar, y una vez adentro Drake bajó la mirada, no se atevía a ver de
nuevo esos ojos que no se apartaban de su cabeza desde hacía ya muchas
horas. Adam se encontraba incorporado gracias a las almohadas en las que
se recargaba, su piel era pálida, más parecida a la de un moribundo. De
a poco los tres caminaron hasta quedar justo frente a la cama. Adam
movía lentamente los ojos observando a los que habían entrado, y movía
ligeramente los labios cómo si quisiera saludarlos.
-ahí
lo tienen ¿no está guapo el enfermito? es mi niño consentido, mi
corazoncito- Dijo la enfermera. Lee volteó a verla y le dijo. -salga de
la habitación- pero eso molestó a la mujer de mal carácter, quién
respondió enojada.
-están cansando al enfermo, se lo diré al doctor-
-haga el favor de salir y cerrar la puerta. Y por mí digale al doctor si así lo desea- respondió Lee un poco disgustado.
-Lo
siento, pero no estoy acostumbrada a recibir ordenes de los chinos- y
siguió sin obedecer. Ahora Drake volteó a verla y le dijo en tono
autoritario.
-salga de aquí, y haga el favor de cerrar la puerta-
La
mujer no tuvo más remedio que obedecer, no dijo nada pero dio un
portazo fuerte en señal de su molestía, tanto que el ruído hizo
pestañear al enfermo. Ya a solas Lee llamó a Adam, éste último movió los
ojos buscando al que le había hablado, hasta encontrarse con el chino.
-Adam,
no sé hasta que punto usted pueda oírme. Puede que esté atento y
alerta, o puede que esté en un sueño gris, tal vez sólo percibe sonidos y
movimientos, eso lo ignoro, y sólo usted sabe si me escucha o no. Se ha
dañado su cerebro y tal vez ahora ya es un hombre distinto. Tal vez su
bondad se ha convertido en ruindad, nadie sabe excepto usted ¿Adam,
puede oírme?-
Los
grandes ojos azules de Adam giraron, y se cerraron lentamente para
luego abrirse, en respuesta a lo que Lee decía. El chino sonrió
levemente en señal de alegría por saber que él comprendía, y continuó.
-Sé
que es muy duro para usted, y agradezco su esfuerzo. Ahora lo que voy a
pedirle es todavía más duro, pero necesario. Aquí está su hijo Drake,
ahora su único hijo ¡mirelo Adam!-...
Drake
bajó a la cocina, y se sentó junto a Lee, permanecieron en silencio
hasta que sonó el timbre de la puerta, era la enfermera que el doctor
había enviado para cuidar a Adam. Lee la llevó hasta la habitación de el
enfermo y la dejó cuidándolo. El chino se acercó a Drake, quién seguía
pensativo.
-antes
de que la enfermera llegara te iba a decir que comieras algo, ya sabes,
hay gente que usa cualquier pretexto para poder comer todo el tiempo-
-no tengo hambre-
-cómo quieras, come si así lo deseas o no-
-que
bueno que no me obligas a comer, de ser así posiblemente habría
vomitado. De esa manera mejor si como al menos un bocadillo-
-un bocadillo no, come algo bien-
-no me apetece otra cosa que un bocadillo, ¿todavía quedan panecillos de la mañana?-
-si, hay muchos en la panera-
-pues eso comeré-
El
chico apenas si dio unas cuantas mordidas al pan, y dio unos sorbos a
un té que había preparado Lee. La enfermera bajó por algo de comer, tómo
panecillos, té, y luego regresó a cuidar a Adam.
Otro silencio se hizo presente, hasta que Lee preguntó.
-¿te ha dicho algo él?- Drake no dijo nada, solo asintío con la cabeza.
-es terrible, pero el médico tiene razón- Dijo Lee.
-uno puede soportar todo, en ese aspecto somo los animales más maravillosos-
-yo no- respondió Drake. -yo no, no puedo soportarlo, no yo no puedo- se repetía el chico con voz cansada y monótona.
-no seré capaz, tendré que, tendré que...
Lee lo detuvo antes de terminar esa frase, lo tomó fuerte por la muñeca, y muy molesto le dijo.
-calla
sucio mocoso. Con todo lo que te rodea no te atrevas a sugerir
semejante cosa ¿acaso crees que tu pena es más importante que la mía?-
-no es pena Lee, le he dicho la verdad, que yo maté a mi hermano, que soy un asesino ¡y él lo sabe!-
-¿lo ha dicho él? ¡dime!-
-no
tuvo que hacerlo, sus ojos eran bastante elocuentes, su mirada me lo
dijo todo. No puedo escapar, no hay lugar para mi en el mundo-
Lee suspiró, y soltó la presión de su mano. Le dijo con calma.
-Drake,
su cerebro está afectado, lo que tú pudiste ver tal vez fueron solo las
presiones ejercidas en la parte dañada de su cerebro, las que ejercen
la visión ¿es que no te acuerdas que no podía ver bien? eso fue lo que tú
viste, era la presión. Tú no puedes saber si te acusa o no, no lo
sabes-
-me ha acusado ¡yo lo sé! me lo ha dicho con la mirada ¡me ha dicho que soy un asesino!-
-entonces te perdonará. ¡Te lo prometo!-
De
nuevo la enfermera bajaba por café, Lee lo preparó y lo sirvió, ella
volvió a la habitación. Ahí seguia Drake sentado, con la mirada perdida,
Lee lo encontraba más ausente que nunca, y temía que no sería capaz de
evitar que aquel joven tan atormentado terminara por hacer eso que le
había insinuado. Entonces recordó que sólo había una persona el el mundo
capaz de poder ayudar al chico lleno de culpas. Se paró frente a él,
y con tono autoritario y firme le dijo. -Vete a buscar a Valeria ¡anda
ya!-
Drake
se levantó casi instintivamente, y salió trás la orden del chino para
buscar a la chica. Eran más de las diez de la noche y Drake estaba
parado frente a la puerta de los Bacon, oprimiendo el botón y esperando a
que alguien abriera, luego de unos minutos la madrastra de Valeria
abrió la puerta. La mujer no decía nada, lo miraba seria, hasta que él
dijo.
-quiero ver a Valeria-
-¿que dices?-
-que quiero ver a Valeria-
-imposible, ella ya se fue a acostar-
-¡le
digo que quiero ver a Valaria!- gritó un poco molesto ante la actitud
de la mujer. Ella se molestó, y en el mismo tono le respondió.
-vete ¡vete ahora mismo o llamaré a la policia!-
El señor Bacon se asomó por las escaleras y preguntó a su mujer que era lo que pasaba.
-tranquilo,
vete a acostar cariño, tú estás enfermo y puede hacerte daño, vete que
yo me encargo- El hombre se volvió a su habitación, y la mujer regresó
la vista al chico que estaba detrás de la puerta.
-vete
o llamaré a la policia ¡no bromeo! así que mejor te vas de una vez- Y
dio un portazo, que por poco y le da en la nariz a Drake quién estaba
casi pegado a ella. El chico no tuvo más remedio que regresar a casa,
quería ver a Valeria, pero era mejor no insistir pues podría provocarle
problemas con sus padres, y no quiería que eso pasara. Tuvo que
aguantarse las ganas de verla, de sentir sus brazos rodeando los
de él, y consolandole, sólo en esos brazos podía sentirse bien en esos
momentos, pero no le fue posible. No había caminado ni una manzana
cuando unos pasos rápidos se acercaban a él, volvió la vista atrás y ahí
venía la chica corriendo y respirando pesadamente luego de la
correteada que tuvo que dar.
-por fin te alcanzo, caminas rápido-
-¿te has salido de casa a escondidas?-
-si, unos minutos después de que ella volvió a la habitación, bajé y salí por la puerta de atrás-
-será mejor que vuelvas, o tendrás problemas y no quiero eso. Vamos, te acompaño-
-no volveré-
-pero tendrás problemas-
-no me importa-
-¿estás segura?-
-si. Ahora dime ¿por que has ido a buscarme tan noche?-
-he
matado a mi hermano, y he dejado inmovilizado a mi padre- Soltó el
chico todo de un solo tajo. Valeria detuvo su caminar, puso la mano
sobre el brazo de Drake pues por un instante sintió que las piernas se
le doblaban. Ella lo miró y permaneció en silencio.
-¿que no me has escuchado?-
-si, te escuché-
-mi madre era una pu... una prostituta-
-lo sé, y mi padre es un ladrón-
-la sangre de ella corre por mis venas ¿que no entiendes lo que eso significa?-
-si, y por las mías corre la sangre de mi padre-
Permanecieron
en silencio, mientras Drake trataba de serenarse. La noche era fría y
obscura, él la guiaba por la carretera hacia la salida de Salinas.
Después de mucho caminar, preguntó ella.
-¿a donde vamos?-
-quiero
huir de los ojos de mi padre, están constantemente ante mi ¡si cierro
los ojos sigo viéndolos!. Los veré por siempre. Mi padre morirá, pero
sus ojos segurán mirándome y diciéndome que yo maté a mi hermano-
-pero tú no lo hiciste-
si, si lo hice ¡y sus ojos me acusan!-
-No hables así. ¿A donde vamos?-
-Ya casi llegamos, un poco más adentro hay un sauce ¿lo recuerdas?-
-si, lo recuerdo bien-
-las ramas son largas y forman una pequeña tienda que cubre hasta el suelo-
-si, ya lo sé-
-por las tardes cuando hacía sol, tú y James se metían y se escondían ahi dentro-
-¿nos espiabas?-
¡claro que los espiaba! y quiero que vengas ahí adentro conmigo. Quiero que entres conmigo-
Valeria jaló la manga de Drake haciendo que se detuviera. Dijo ella en tono cortante.
-no-
-¿no quieres ir al sauce conmigo?-
-no si estás huyendo. No de esa manera-
-entonces ¿que tengo que hacer? ¡no sé que hacer!-
-¿me escucharás si te lo digo?-
-no lo sé-
-vamos a volver-
¿a donde?-
-pues a casa de tu padre-
La
chica tomó del brazo a Drake, y le sonrió infundiendo calma con eso. Un
poco más tranquilo, Drake caminó de la mano de Valeria de regreso a
casa.
Llegaron, y la luz de la cocina estaba prendida, ahí estaba Lee sentado en una silla, los chicos se acercaron y Drake le dijo.
-ella me ha obligado a regresar-
-pues claro que te obligaría, eso lo sabía-
-él hubiera regresado solo- dijo Valeria.
-eso
no lo sabremos nunca- respondió Lee. Y se levantó para ir a ver cómo se
encontraba Adam. Unos minutos después estaba de vuelta. -está dormido,
duerme tranquilamente- Lee sacó de un cajón una botella de vidrio con
una bebida china, la cual usaba sólo cuanto sabía que era necesario.
Tomó tres tazas y las sarvió para luego ponerlas en la mesa.
-ya lo recuerdo- dijo Drake. -es tu bebida china-
-si es el "ng-ka-py" tomalo de a poco y saborealo, te servirá para relajarte-
Unos
momentos después. Valeria miraba a Drake, y en sus ojos se notaba la
culpa atormentándolo, y no soportaba verlo de esa manera, más perdido de
lo que nunca antes estuvo. Se decía que no podría ser capaz de
ayudarlo, y tal vez nadie sería capaz, la única esperanza para el chico
era Lee, si él no lo lograba, nadie más podría ayudarlo. Miraba a Drake,
que estaba ausente, sumergido en su dolor y sus culpas, luego volteó la
vista a Lee, y le dijo.
-ayudalo Lee, te ruego que lo hagas, sólo tú puedes enfrentarte a las cosas ¡ayudalo por favor!-
-Ha pasado algo malo ¿verdad Lee?-
-sabes que él ya no puede leer, yo tuve que leerle a tu padre ¡antes de abrirla ya lo sabía! yo tuve que darle la noticia-
-¿de que hablas? ¿que noticia?-
-toma, abre el sobre y lee tú mismo-
-¡no! tengo miedo de encontrarme con algo que no quiero leer-
-tienes que hacerlo-
Drake tomó la carta, abrió el sobre lentamente, temeroso de lo que en el pudiera venir, incluso sus manos temblaban un poco. Sacó la carta, y la leyó.
-Estimado
señor Bell, lamentamos profundamente comunicarle que su hijo James B.
ha muerto en combate cómo todo un heroe de guerra, dando la vida por su
país. Sus restos serán enviados a la brevedad posible con uno de nuestros altos miembros-
-ha muerto ¡James ha muerto!... Mi padre ¿donde está? el auto de afuera ¿quién es?-
-Sam le trajo el sobre, y luego tuvo que ir por el doctor-
-¿qué? ¿que tiene?-
-no
lo sé, adentro lo están revisando. Cuando le dí la noticia, él se quejó
de un fuerte dolor en la cabeza, luego cayó al piso y no reaccionó-
Drake
corrió lo más pronto posible, subió las escaleras, y llegó hasta la
habitación de Adam, la puerta estaba cerrada, y aunque deseaba abrirla y
ver lo que pasaba con su padre, no tuvo más remedio que sentarse en una
silla afuera de su puerta, y esperar. Un rato después salía Sam.
-Sam ¿cómo lo vio?-
-muchacho,
adivino que tú eres el causante de el mal de Adam, tú su obeja negra,
su Caín. Ustedes son cómo ese par de hermanos de la biblia, Caín y Abel.
¿La leíste? Caín se reveló contra Abel y lo mató, luego huyo y se
escondió en la tierra de Nod al este del paraiso. ¿por
qué no haces tú lo mismo y huyes al este? vete, vete a donde ya no
puedas hacerle más daño a los tuyos, si en algo quieres a tu padre, lo
mejor que puedes hacer por él, es alejarte de su lado ¡a donde tu maldad
ya no lo alcance, ni a él, ni a todos los que te rodean!-
-tiene
razón Sam, soy cómo Caín, sólo hago el mal, y creo que tiene razón en eso,
sólo alejándome podría dejar de dañar a aquellos a los que amo-
Sam
no dijo nada más, y un momento después salió el doctor. Drake se
apróximo con rapidez ante él, y en ese momento también Lee subía a
buscar noticias de Adam.
-¡doctor! ¿cómo está mi padre?-
-así de claro lo dejaré, Drake ahora usted será la cabeza de la familia-
-no comprendo-
-¿sabe
ustes lo que es un ataque fulminante?. Pues eso le ha ocurrido a su
padre, le ha dado un derrame cerebral, y no es el primero ¿verdad Lee?-
-no señor, hubo otros, pero leves-
-sé
que eres muy joven para mantener a esta familia, y no hablo de lo
económico, pero ahora tienes que ser fuerte y ver por tu padre-
-¿que tan grave es su situación?-
-el
lado izquierdo se ha paralizado, y parte del derecho también,
probablemente no ve con el ojo izquierdo, pero eso no lo podemos saber-
-¿el va a morir?-
-si,
pero no se puede saber cuando, podría ser en unos días, semanas, hasta
un año tal vez, o podría morir esta misma noche. Eso nadie lo puede
saber. No sabe lo fuerte que llegan a ser las personas ante estos casos,
sacan fuerzas de no se donde, ellos luchan. A usted le toca ser fuerte,
y ver por su padre-
-¿me reconocerá?-
-no lo sé, tendrá que averiguarlo usted mismo-
-¿y al menos puede hablar?-
-está
muy cansado ya, pero tal vez si se lo propone, podría decir unas
palabras. Más tarde le enviaré a una enfermera, y tendrán que conseguir
una de planta, pues la necesitará. Se fuerte muchacho-
El doctor estaba por darle una palmada en el hombro a Drake, pero él se quitó, y entró a la habitación de su padre.
En
la habitación se encontraba Adam, recargaba su cabeza sobre almohadas,
con tez pálida, y un rostro tranquilo. Al escuchar que alguen entraba,
volteó lentamente los ojos hasta encontrar de donde provenía en sonido.
Frente a la cabecera de la cama se encontraba Drake, serio y mirándolo a
los ojos, Adam lentamente posó sus vista en él, primero miró a su
pecho, luego subió su vista hasta el rostro serio del chico, y lo miró a
los ojos.
Drake, tomó una silla y la acercó justo a lado de la cama, se dirigió hasta Adam, y le dijo.
-Lo siento padre- Los ojos de Adam parpadearon lentamente.
-¿me oyes padre? ¿me entiendes?- pero los ojos de Adam no cambiaron su expresión, ni se movieron.
-¡yo
lo hice!- gritó Drake. -yo llevé a James con su madre, lo puse frente a
Kate, y por eso él huyó ¡yo lo maté! y ahora te he enfermado, por mi
culpa estás en esa cama sin poder moverte. Yo no quiero haces cosas
malas, pero las hago-
Ocultaba
la cabeza sobre el lecho y las sabanas, para huír de la mirada de Adam,
pero esos ojos seguian viéndolo, entonces supo que esos ojos lo
seguirían a donde quiera, que formarían parte de su vida por el resto de
ella. No soportó más estar en esa habitación, con esa mirada penetrando
en él, y salió de ella con la cabeza agachada, pero bien sabía que
salir y huír de esa mirada no serviría de nada, pues aún con los ojos
cerrados, la mirada acusadora de su padre seguiría frente a él hasta el
último de sus días.
Aunque
ahora ambos sabían que se amaban, eso no cambiaba las cosas. Lo más que
Drake llegaba a hacer, era tomar la mano de Valeria, y tal vez decirle
una que otra palabra bonita, no eran novios y tampoco tenían prisa en
serlo, querían ir de a poco y dar cada paso seguro. Así se siguieron las siguientes semanas. Se anunciaba que cada vez estaba más cerca el fin de
la guerra, que sólo debían de resistir un poco más y dar ese último
esfuerzo y pronto estarían de vuelta en casa. Al fin los gemelos
Steinbeck llegaron a darle a Drake la noticia de que las azaleas estaban
floreciendo, y él no dudó un instante en correr y buscar a Valeria para contarle.
-¡adivina qué!-
-¿qué?-
-las azaleas ya están floreciendo, en un par de días estarán más grandes y hermosas que nunca-
-al fin ¡podremos ir a verlas!-
-si, para el viernes creen que ya habrán florecido por completo-
-entonces sólo debemos esperar unos días-
Así
fue, el viernes los gemelos dijeron a Drake que la azaleas estaba
grandes y florecientes, en su punto perfecto. Drake salió en medio de
las clases, fue a buscar a Valeria y le dijo que era el momento, ambos
salieron corriendo a escondidas a casa del chico. Llegaron pidiendo a Lee el
almuerzo, y el chino estaba preparado desde tres días antes, cuando
llegaron ya todo estaba en la cesta. Adam le dio las llaves del ford a
su hijo, y le pidió que manejara con cuidado.
-señor Bell, me alegra verlo tan bien hoy-
-gracias Valeria, he estado tomando un té natural que me han recomendado, y al parecer surge efecto, me siento mejor-
-entonces ¿por que no vas con nosotros padre?-
-no hijo, eso los dejo a los jovenes, además es algo que llevan tiempo esperando, mejor ustedes vayan solos y disfruten su día-
-bien señor Bell, pero luego tendrán que ir usted y Lee con nosotros también-
-si,
hay tiempo, si no es en esta temporada, será la otra. Anden y vayan, en
vez de estar en clases están aquí ¡no pierdan su tiempo ya!-
-si, ya nos vamos ¡gracias Lee, nos vemos más tarde padre!-
-si, diviertanses chicos-
-aa y Drake, maneja con cuidado hijo-
-si padre, volvemos antes del anochecer-
Ambos
salieron de la casa, iban emocionados y felices. Drake condujo el ford
hasta lo más cerca del río, bajaron junto con el canasto de comida y un
mantel-
-te lo dije ¡son hermosas!-
-si, ya ni las recordaba bien, hace tanto que no venía al río-
-deberíamos
de hacer esto más seguido ¡salir y pasarla bien! Drake, la vida debemos
de disfrutarla porque sólo tenemos una, hay más que sólo estudiar y
trabajar, debes de tener tiempo para ti-
-es cierto, también hay tiempo para divertirse, ¿te gustaría que salieramos más seguido?-
-pues claro ¡eso es lo que digo!-
-entonces así será, te prometo que lo haremos más seguido, quiero complacerte en todo lo que quieras-
Después
de un rato, comieron, y se sentaron el la orilla del río, pusieron sus
pies sobre el agua, ésta era cristalina, y corría lentamente, haciendo
un sonido tan sueve capaz de calmar a un bebé llorando, era más que un
arrullo, era un calmante natural. Sin darse cuenta, los chicos estaban
ya tomados de la mano, jugueteaban con sus pies sumergidos en el agua, y
sus cabezas estaban recargadas una sobre la otra, los latidos de sus
corazones parecían hacer el de uno solo, latían al mismo ritmo. No se
decían nada, dejaban que sus miradas hablaran por sí solas. La sonrisa
que en Drake se dibujaba era la más dulce y pasiva que Valeria había
visto, verlo sonreír era el mayor motivo de sus alegrias, y mientras él
se arrullaba con el sonido del río, y sonreía tranquilamente, Valeria le
hablaba al oído.
-imagino
cuando llegue el momento en que tú y yo estemos así, juntos y tomados
de la mano y en nuestra cama. Suena a algo común, pero imagino ese día
en que ya no tengamos que separarnos, y que al dormir lo hagamos juntos, y
siendo nuestros rostros lo último que veamos, ¡y al
despertar mirarnos el uno al otro! ¿no crees que esos serán los más
hermosos momentos de nuestro día?-
-no
lo había pensado, pero si, creo que mirarte antes de dormir, y al
despertar ¡ese será mi mejor momento del día!. Tenerte a mi lado será la
mayor bendición que podría tener. Valeria ¿en verdad quieres que yo sea
el hombre con el que piensas compartir el resto de tus días?-
-pues claro, no imagino mi vida si tú no estás a mi lado ¿o es que tú si?-
-No. Ya no puedo imaginar la vida sin ti, tú eres quién le da sentido a ella, sin ti estaría perdido ¡en verdad!-
-te amo Drake, y nunca me cansaré de haber conocido el amor gracias a ti-
-por
favor Valeria ¡nunca me dejes! sin ti, yo no podría seguir, mi mundo se
acabaría. Antes no importaba porque no sabía lo que era el amor, pero ahora que lo sé, no quiero vivir sin el. Prometeme que nunca te vas a ir de mi lado, ¡que nunca me vas
a dejar de querer aunque sea malo!-
-nunca, nunca lo haré ¡siempre voy a estar contigo! Eres muy bueno, tienes un hermoso corazón, pero me duele saber que todavía no consigo hacer que en verdad te lo creas ¡que aún pienses que eres malo!-
Luego
se quedaron en silencio, Drake no dijo nada más, tal vez muy en el fondo comenzaba a creer que si era cierto, que si los de más lo decían era porque era verdad, y él era bueno. Se quedaron serios mirándose a los ojos el uno al otro, y fueron
juntando sus rostros hasta unir sus labios en un beso lleno de amor, el
primero cómo novios. Para ellos no era necesario hacerlo formalmente, el momento indicado de ser novios llegaría sin planearlo, y si es que había un momento, sin duda el que estaban viviendo era el indicado, un beso podía lograr decir más que mil palabras. Ambos sabían ya, que el amor que sentían era tan grande que duraría por siempre. Después de aquel beso, volvieron a recargar sus cabezas la una a
la otra, y siguieron tomados de la mano, viendo cómo se ponía el sol, y
el hermoso atardecer. Y con él, llegó el momento de volver, aunque
desearían haberse quedado justo cómo estaban en ese momento por el
resto de sus vidas.
Al
volver a casa, después de haber dejado a Valeria en la suya, Drake se
encontró con que había un auto desconocido estacionado afuera. Y en el interior de la casa estaba Lee
sentado en un sillón de la sala, serio y preocupado, sus ojos mostraban una profunda tristeza, era una mirada que en Lee tal vez recordaba haberla visto sólo una vez cuando era niño, y sus ojos pequeños estaban hinchados y rojos, tanto que apenas si podía mirarlos. Al ver al chino y
su expresión, él lo supo, algo malo debió de pasar, algo muy malo. Casi
sin atreverse a preguntar, se acercó hasta Lee, y pudo ver que entre
las manos temblorosas del chino había un pequeño sobre blanco.
En
unos meses las cosas no cambiaron mucho. Adam no estaba peor, pero tampoco
mejor, pasaba los días sentado en su sillón y mirando por la ventana,
dormía varias veces durante el día, y mientras estaba despierto Lee le
leía el periódico, libros, o hasta cuentos. James seguía en la guerra,
aunque ya estaba por terminar, eso sería tener de regreso al chico en
cada vez menos tiempo, aunque apenas si escribía una carta de vez en
cuando, y sólo para decir que estaba bien, no daba detalles, no
preguntaba, no compartía nada, sus cartas eran serias y cortas. Drake estaba por terminar los estudios en un par de meses, y había decidido
quedarse en la universidad cerca de Salinas, pues no quería alejarse de
casa, no había muchas opciones en esa universidad, pero eso no le
importaba, estudiaba más bien por Adam, que porque así lo deseara, pues
necesitaba estar en casa para cuidar a su padre. James no aceptó el
dinero que le dejó su madre, todo lo cedió a su padre, y con el,
compraron semillas para sembrar, cultivar en el rancho, ahora si lograr
hacerlo el más productivo de Salinas, y de eso se encargaba Drake. Todos
los días iba al rancho, supervisaba todo, y ayudaba, se encargaba
también de todo el papeleo necesario, a administrar el rancho ahora que
era lo que estaba por estudiar. Muy temprano asistía a clases, y ya que
Valeria tomaba una clase extra pues se estaba preparando para ser
maestra, lo que le tomaría todavía dos años más, llegaba justo a tiempo
para acompañarla a casa y llevarle sus libros, otras veces iban a casa, y
ella ayudaba a Lee con la comida, los quehaceres, y con Adam, mientras
Drake iba hasta el rancho para supervisar y ayudar en lo necesario.
Apenas le daba tiempo para hacer tareas, medio dormir y comer. Desde lo
pasado con James y lo de Kate, Drake ya no hacía nada malo, ya no
causaba problemas, ni tenía malos pensamientos rondando su cabeza,
aunque raras veces llegaban a él las ganas de hacer alguna travesurilla y
divertirse, pero pronto desechaba de la cabeza esas ideas, sólo se
limitaba a hacer una que otra broma a los compañeros, o a los maestros,
lo que hacía reír a toda la clase, al menos esas bromas no causaban daño
a nadie, y por el contrario hacian reír hasta al más serio.
Una tarde mientras caminaban a casa de Valeria, ambos platicaban de cosas agradables.
-¿sabes a donde me gustaría ir?-
-¿a donde Valeria?-
-a mirar las azaleas que crecen en el río-
-son
muy hermosas, recuerdo que las mirábamos cuando vivíamos en el rancho,
sólo duraban poco antes de marchitarse, pero eran preciosas-
-pues hace mucho que yo no voy a verlas ¡me gustaría ir!-
-pero sólo florecen en una época del año, y para eso faltan unos meses-
-a, no tengo prisa, puedo esperar ¿pero iremos cuando florezcan?-
-si
eso quieres. Los gemelos Steinbeck van en mi clase, ellos vienen desde
su rancho y todos los días pasan por el río, les preguntaré cuando van a
salir, y en cuanto lo hayan hecho ¡tú y yo iremos a verlas!-
-si, voy a estar esperando a que ese día llegue con ansias-
-me gusta verte sonreír, te sienta muy bien-
-lo mismo pienso ¡cuando sonries, brillas más que el mimo sol! me alegra verte así-
-sólo contigo me siento así. Y, ¿has recibido carta de James?-
-si, pero no dice mucho, sólo que está bien. Pero tengo que contarte lo que en la última escribió-
-¿que dijo?-
-la recibi la semana pasada. En ella me dice que me deja libre, que ahora sabe que nuestro destino no es estar juntos-
-¿por qué lo habrá hecho?-
-no
lo sé. Yo, desde hace mucho deseaba poder comunicarle que lo nuestro
tenía que terminar, y si no lo hice fue porque pensé en lo mal que lo
debe de estar pasando solo y en ese lugar tan horrible, pereferí decirle
hasta que él regresara. Pero, yo deseaba que lo nuestro terminara-
-¿por qué? tú lo has querido desde niños-
-así
lo has dicho, lo quise de niños. Y es que a esa edad las cosas se ven
diferentes, era nuestro mundo creado sólo con fantasías, pero al crecer,
al crecer me di cuenta que quiero vivir en la realidad y no en un mundo inventado y con ilusiones. Con el tiempo me dí cuenta de que no
era amor lo que sentía por él-
-¿cómo que no era amor?-
-si,
era sólo un espejismo, una fantasía creada por nosotros, pero no amor. El amor lo
conocí después, entonces supe distinguir lo que el cariño y el amor son-
-¿cómo que después?-
-si, eso no era lo que yo sentía por James, era cariño, admiración,
ternura, pero no amor. ¡El amor lo conocí al mirar más allá de tus
ojos!-
-¿quieres decir que me amas a mi?-
-si-
-pero ¡yo no soy bueno!-
-tal
vez eso mismo fue lo que más me gustó de ti. Tú cometes errores, no
eres perfecto, así soy yo, lo que más me gustó de ti fue eso ¡que te equivocas, haces cosas malas, ¡pero tienes la capacidad para arrepentirte y remediarlas!-
-es irónico lo que dices-
-puedes ser, pero así es. Y no negarás que tú también me quieres-
-ahora
que lo dices, y ahora que me pongo a pensar, yo. No sabía distinguir
ese sentimiento, creía que era agradecimiento, o un tipo de cariño
distinto, y sólo ahora me doy cuenta ¡yo también te amo!-
-eso lo sabía, y ahora al fin podemos pensar en nosotros-
Drake
miró a Valeria, no dijo nada más, le sonrió y ella correspondió a la
sonrisa. Él tomó su mano tímidamente, entrelazaron sus dedos, y siguieron su camino a casa de la chica, en silencio, pero sin
dejar de sonreír.
Mientras en Salinas.
Drake
caminaba junto a Valeria, llevaba los libros de la chica sobre el
brazo, y la otra mano la tenía metida en el bolsillo de su pantalón,
trataba de ir serio, pero por dentro su corazón latía tan fuerte que
hasta le costaba respirar. Valeria iba con las manos juntas y recargadas
sobre su abdomen, ella también trataba de no mostrar emoción, pero era
evidente que la sentía. Por un buen rato estuvieron en silencio, pero ya
casi por llegar a la casa de ella, el silencio se rompió.
-por cierto, pronto será el cumpleaños de tu padre ¿harán algo para celebrarlo?-
-¿tú
crees que estamos para fiestas? padre apenas si logra permanecer
despierto un rato, y James, bueno él estará tan ocupado en la guerra que
dudo mucho que recuerde el cumpleaños de mi padre-
-si,
pero tú si estarás aquí, y no todo en la vida es tristeza, ¡deben de haber momentos alegres también! al menos algo
pequeño, cómo un pastel, o su comida favorita ¡algo que le haga sentir
bien ese día!-
-algo que le haga sentir bien, aún me pregunto si existe algo que logre hacerle sentir bien, y hablo físicamente pues la salud se le está acabando-
-algo debe de desear, si en mis manos está ayudarte a conseguirlo, ¡lo haré!-
-sabes
que lo único que puede desear en esta vida ¡es tener de regreso a su amado hijo con él!
Desea poder ser feliz, y para eso necesita tener a James a su lado,
pero ni tú ni nadie podrá traer de vuelto a mi hermano, sólo él podría decidirse a volver. Mi padre deseaba tanto pasar sus últimos días feliz rodeado de nietos, y tal vez eso ya no pase-
-¿que hay de tí? tú le podrás dar nietos también-
-jaja yo, soy malo y no merezco tener a
una buena mujer ¡el destino de mi vida es la soledad! creo que es poco
castigo para todo lo que en verdad merezco-
-no me gusta que hables así, pero por más que trato de hacerte sentir mejor, jamás lo consigo-
-claro
que me haces sentir mejor, ¡sé que ahora al menos cuento con una amiga!
y los ratos en los que me haces compañía me alegran mucho-
-pues desearía poder hacer algo más por ti, pero no puedo-
-¡creo
que le gustaría comer aquel pollo en melón que tanto dice Lee! suena
muy apetecible, y de postre el pastel de queso y fresas pues es su
favorito, de paso el mío. Si, ese sería un buen cumpleaños-
-pues eso tendrán ¡yo le ayudaré a Lee para que todo quede delicioso!-
-bien, hemos llegado. Nos veremos mañana en clases-
-si, nos vemos mañana ¡y gracias por acompañarme!-
Al
volver a casa Drake se encontró con Sam, el alguacil de Monterey, quién
platicaba con Adam y Lee, tenían una expresión muy seria, y lo primero
que vino a su cabeza fue James. Deseó con todo su corazón que Sam no
estuviera ahí para traer malas noticias de su hermano. Llegó y se paró
detrás de un sillón en donde estaba sentado Lee, no dijo nada, pero casí
al momento Sam se estaba despidiendo.
-bueno, he cumplido con traer lo que correspondía, y con avisar, ahora tengo que volver al trabajo-
-te le agradecemos mucho Sam, gracias por tomarte el tiempo de venir personalmente a avisarnos-
-no
ha sido nada Adam, eres un buen amigo. Y también los pondré en contacto
con el abogado que se hará cargo de los trámites, estará viniendo en
estos días-
-gracias señor, lo acompaño a la puerta- dijo Lee. Ambos salieron de la habitación, y sólo quedaron Adam y Drake.
-¿ha pasado algo malo padre?-
-me temo que si, una noticia que nos ha sorprendido-
Drake
no se atrevía a preguntar si tenía que ver con James, y aunque lo
dudaba pues Adam estaba tranquilo, no podía dejar de sentirse nervioso.
-ya dime ¿que ha pasado?-
-tu madre, hijo ella se ha suicidado-
-¡a ella!-
-si, aunque no la conociste, creo que debe de dolerte saber que ahora ya no podrás buscarla y hablarle-
-¿así que se suicidó?-
-si,
Sam me ha traido una carta, que también servirá cómo testamento, en
ella deja escrito que le deja todos sus bienes a tu hermano. No se por
qué le ha dejado todo sólo a él, y ni po qué lo decidió. Tal vez
quieras leerla, en ella te menciona también, aunque no te deja nada-
-no me importa, su dinero jamás fue algo que me importara, pero si quiero saber que dice sobre mi-
-pues toma, y lee tú mismo-
Drake
tomó la carta, la leyó, y el consejo que dejaba su madre parecía entrar
directamente a su cabeza, después devolvió la carta a Adam, y
permaneció pensativo-
-¿no preguntarás que pasará con su cuerpo?-
-no sé si me importa, no sé que pensar. Creo que voy a la cocina a tomar agua-
El chico fue a la cocina en busca de Lee, necesitaba sus palabras sabias que siempre le hacian tanto bien.
-Lee, no quiero pensar de esa manera, pero es más fuerte que yo, no puedo evitar pensar esas cosas-
-¿de que hablas?-
-pues
que cuando mi padre me dijo que ella se había suicidado, lo primero que
pensé fue, que no merecía otro final que ese, y luego pensé en que tal
vez podría ir a su tumba y pisotearla o escupirla. Pero después leí eso
que escribió para mi, y hasta ella misma me decía que tal vez yo podría
ser un buen hombre. Traté de ponerme en sus zapatos por un momento, lo
mal que debió de sentirse para preferir morir que seguir viviendo así-
-eso
fue un acto cobarde, y lo sabes, si muy valiente para decidirse a
hacerlo, pero decidió tomar la puerta fácil. Sería su misma conciencia,
sus pesadillas, sus peores maldades las que no la dejaban dormir por las
noches. Claro que no está bien ir a su tumba y escupirle, pero no está
mal si piensas que ella lo tenía merecido, jamás hizo nada bueno-
-pero en el fondo si me duele Lee ¡ha muerto!-
-pues debe dolerte, después de todo es tu madre, la mujer que te dio la vida-
-y
la que me heredó su maldad ¡pero mi madre! y no quiero ni siquiera
poder pensar en que mi destino será el mismo, el mismo fin que ella.
Vivió sola, y murió sola, a nadie le dolerá su merte, nadie la echará de
menos ¿y si eso pasa conmigo? ¡no quiero un triste final cómo el de
ella!-
-no
lo digas ¡yo te quiero! Valeria te quiere, James también, y ¡claro que
tu padre! a todos nos dolería tu muerte, y más saber si fuera de esa
manera-
-yo ya no sé si James me quiere, y de mi padre no se que creer, tal vez Valeria y tú me aprecian, ustedes sí-
-No
culpes a Adam por no saber demostrarte su amor, es algo más fuerte que
él, pero sabes que así es, él te quiere. James, sé que estuvo muy
enojado por lo que le hiciste, y en esos momentos en verdad te odió,
pero sabes que tiene un corazón tan noble, incapaz de guardar rencores, y
menos un sentimiento tan horrible cómo lo es el odio ¡yo estoy seguro
que ya te perdonó! Para mi eres cómo un hijo, o tal vez un nieto, te
quiero tanto cómo si fueras de mi sangre. Y de Valeria, bueno lo que
ella siente por ti, es algo que tú mismo tendrás que decifrar-
-ella me quiere cómo a un hermano, ya me ha dado a entender eso, y se lo agradezo mucho-
-¿un hermano? si, claro ¿tú la quieres cómo a una hermana?-
-yo,
pues, cómo sabes no entiendo mucho sobre el amor, no sé distinguir
mucho sobre esos sentimientos, sé que la quiero, y que la manera en que
la quiero no es la misma que cómo quiero a James, tal vez cómo a una
amiga ¡no lo sé!-
-ponte
a pensar bien, ese sentimiento se puede distinguir muy fácil, y te
aseguro que ella te quiere de esa misma manera, si sabré yo, con sólo
mirarlos cerca el uno del otro, hasta tu padre que ya no ve bien, podría
notarlo-
-no te entiendo ¿de que hablas?-
-no
Drake, esta vez no te lo diré, tendrás que decubrirlo por ti mismo, y
cuando lo hagas, verás que una luz de esperanza sigue abierta para ti
¡no trates de mirarlo con los ojos, sino con el corazón!-
Adam
se hizo cargo de el entierro de Kate, pues él jamás la odió, y en el
fondo sentía pena por la manera en la que murió. Al entierro sólo
asistieron Adam, Lee, Valeria y Drake, quién fue más por obligación que
por gusto, a la vez le alegraba su muerte, pero también le dolía, estaba
tan confundido con esos sentimientos.
Unos Meses Después...
Cómo lo prometió, ahí estaba Valeria en casa de los Bell después de clases, y al verla, Lee se puso muy feliz.
-Hola Valeria ¡me alegra que vengas! te estaba esperando-
-hola Lee, perdona por no venir antes, pero mi padre ha estado enfermo y, bueno he tenido que cuidarlo-
-no te preocupes, lo bueno es que hoy has venido-
-y ¿cual es tu insistencia en que venga?-
-quiero darte algo. ¿Me vas a ayudar a preparar pastel de chocolate y fresas? eso me dijo Drake-
-claro, aa y me ha pedido que le guarde una rebanada-
-que muchacho, si sabe que no nos comeremos ni la mitad-
-si, pero se la voy a guardar. Hoy vendrá tarde pues estará ensayando, pero espero que llegue antes de que yo me vaya-
Lee
y Valeria prepararon la comida, aunque no la sirvieron pues Adam estaba
dormido. Después prepararon el pastel, y cuando éste quedó listo, Lee
fue a su habitación y regresó con una pequeña cajita dorada y con
dragones dibujados en dorado y rojo.
-que bonita cajita ¿que tiene adentro?-
-toma, y mira tú misma-
-una medalla en forma de corazón ¿se abre? ¿quienes son esas personas de la foto? ¡son tus!-
-si,
son mis padres. Este es un regalo que mi padre le dio a mi madre
después de casarse, y el único recuerdo que tengo de ella ¡ahora es
tuyo!-
-yo no puedo aceptarlo Lee, debe de ser el mayor tesoro para ti, no deberías de querer dejarlo-
-se
supone que debe de ser un regalo para mi hija, es una tradición china.
Pero sabes que no tengo más familia que ustedes, y dado a que eres la
única mujer que en verdad quiero ¡deseo que tú lo tengas!-
-¿por qué ahora?-
-cuando
uno se va haciendo viejo, ve las cosas de diferentes maneras, ya no se
sabe cuando Dios nos llamará, y yo quiero irme dejando todo claro, sólo
me quedaba entregar la medalla a quién la mereciera ¡Valeria tú has sido
cómo la hija que jamás tuve! por favor conservalo-
-lo haré, será el más valioso tesoro que jamás tuve, y Lee, si tú hubieras sido mi padre, yo sería la hija más feliz del mundo-
-Gracias niña. ¿Que pasará con Drake? ya se está tardando-
-si,
y yo ya tengo que ir a casa, quería verlo, pero supongo que será
después. También quería ver al señor Bell, pero sigue dormido, no
importa porque vendré seguido, los podré ver pronto. Me voy, le dices a
Drake que le guardé su rebanada de pastel, y que lo estuve esperando-
-claro, yo le digo, seguro que lo ves mañana en clases-
si, bueno me voy, pronto vendré a visitarlos Lee. Adiós.
Valeria salió de la casa de los Bell, y se encontró con Drake sentado en los escalones de la casa.
-¿cuanto tiempo llevas ahí? creí que no te vería hoy-
-tengo un buen rato, te estaba esperando-
-bien ¿llevas mis libros?-
-si, pero primero entraré a dejar los míos ¡vuelvo enseguida!-
Lee
vio a Drake entrar rápidamente, y dejar los libros sobre la mesa, lo
miró y notó que el brillo es sus ojos había aparecido de nuevo, y bien
supo el motivo de ello.
-hey,
lleva esos libros con cuidado y tratalos bien- Dijo Lee a Drake
refiriéndose no a los libros sino a la chica. Drake le sonrió
alegremente, lo miró y le respondió. -Así será Lee, no te preocupes- Y
el muchacho salió enseguida, el chino sólo sonrió por lo bajo y regresó a
la cocina.
Afuera Valeria esperaba a Drake, él salió enseguida, tomó sus libros, y caminaron uno a lado del otro.
Por otro lado. Mientras en Monterey.
Kate
escribía una carta. Resultaba que desde aquella visita de sus hijos,
algo en ella había cambiado, pues desde ese día sintió más que nunca que
las fuerzas la abandonaban, la enfermedad vencía, a la vez que ella
cedía. Las ganas de irse al este a comprar una casa cerca de la playa y
vivir ahí el resto de sus días, tranquila y feliz, ya habían
desaparecido. Ahora sólo tenía pensamientos para el dolor, y los
remordimientos, cosa que nunca antes sintió. No es que al conocer a sus
hijos ahora los amara, esa palabra "amor" era algo que ella no conocía,
pero si que le había llegado el remordimiento, las culpas, saber lo que
su mala sangre podía provocar le causaba temor. No podía sacar de su
cabeza aquella mirada aterrorizada del chico rubio, el asco con que esos
ojos azules parecían mirarla, y se sintió tan avergonzada de ella
misma. Luego supo que el rubio perdió la razón pues se enroló en la
guerra esa misma noche ¡todo lo que pudiera pasarle sería sólo culpa de
ella! Por otro lado, aquel muchacho de cabellos castaños y rojizos, el de mirada
dura, fría, le mostró más allá de ella, en esa mirada se reflejaba una
profunda tristeza, que con sólo poder notarla, dolía, esa mirada
mostraba una enorme soledad, miedo y odio, sabía que todo eso lo había
provocado ella, sin proponérselo había causado tanto a esos dos mellizos
que nada de culpa tenían en haber nacido de sus entrañas. La conciencia
no la dejaba en paz, y sólo pensaba en morir para acabar con la
angustia que eso le provocaba, y con el dolor físico que ya era muy
desgastante. Por eso se decidió a escribir una carta. En ella dejaría
claro que todo su dinero y propiedades pasarían a ser de el chico de
ojos azules, de aquel que la miraba con repugnancia. Nada deseaba
dejarle al chico de ojos cafés, y de mirada fría. Trataba de remediar el
daño causado, cómo si con dinero pudiera remediar el daño en James,
tratar de comprar su dolor. Por Drake sentía también remordimiento, pero
bien se decía que él era cómo ella, y si no lograba dejar salir su lado
bueno ¡el sería aún más malvado de lo que ella fue! Drake no merecía nada
de ella. Y aunque a ninguno de los dos quiso ni por un instante, si se
sentía tan culpable de hacerlos infelices, y de marcarlos con su sangre,
por eso decidió suicidarse, pues las pesadillas por las noches eran las
más horribles, en ellas aparecían aquel maestro joven, enamorado, y el
dolor amargo que causó el desprecio de ella, la desesperación que lo
llevó al suicidio. Luego aparecían sus padres, ellos que siempre fueron
buenos, y que trataron de ser un buen ejemplo, pero que sin embargo
siempre fueron un obstáculo en su camino, los miraba quemándose y
retonciéndose de dolor. Luego estaba su mismo reflejo frente a ella,
pero con otro rostro, el chico de pecas, frío y calculador, cruel y
malvado, pero que a la vez reflejaba el más grande de los dolores ¡el
rechazo! por último aparecía el rubio, el que con sus ojos azules la
miraba enloquecido, asqueado y atormentado. Todo era demasiado para
ella, ya no tenía fuerzas para seguir, así que era tiempo de poner fin a
todo. No se arrepintió ni de las muertes que provocó, ese hombre
enamorado, ni sus padres, todo lo malo que hizo cómo dueña de aquel
burdel, las chicas secuestradas y utilizadas, los actor perversos que
ocurrieron dentro, ni mucho menos la manera en la que se convirtió en dueña de éste, ganándose a la dueña, para luego envenenarla y matarla, estando segura de que ella sería la única heredera de sus bienes. No se arrepintió de disparar contra Adam. Sólo se
arrepentía de heredar la mala sangre a sus hijos, y deseaba que para
ellos si hubiera esperanzas aún, que ellos si lograran ser buenos
hombres al fin de cuentas, sobre todo el que más perdido estaba, el que
luchaba por ser bueno, pero que su maldita herencia no le permitía salir
victorioso de esa batalla con él mismo. Escribió una carta breve, sólo
unas lineas.
-He
decidido dejarle todo, mis dos casas en Monterey, mi dinero en el
banco, mis joyas y todo lo que de valor poseo, a mi hijo James, todo es
para él. Para Drake no dejo nada, sólo un consejo, "No dejes que mi
sangre te destruya, busca muy adentro de ti, y encontrarás aquello que
posees ¡la bondad! se que ahí esta. No pido perdón a nadie, ni deseo
que me perdonen, sólo quiero decir que jamás fue mi intención marcar a
mis hijos, ellos eran inocentes de todo lo malo que había en mi. Ahora
mismo sé que las puertas del infierno me esperan, pues es lo que
merezco, y no tengo miedo, tal vez hasta me guste estar ahí. Firma Kate
Ames-
Metió
la carta en un sobre, y en él escribió ¡mi última voluntad! dejó el
sobre encima de su tocador, a la vista de quién fuera, se recostó en su
cama, llevaba puestas sus mejores ropas, las más bellas y caras, estaba
perfectamente arreglada y maquillada. Luego abrió un cajón que estaba
junto a su cama, sacó de el una pequeña botellita con cianuro, no
titubeó un momento, lo abrió y luego lo tomó. Poco después el efecto era
evidente, su estómago se retorcía de dolor, sudaba frío y temblaba, su
cabeza daba vueltas y sus oídos zumbaban, ante ella volvían aparecer los
rostros de esas personas, luego unas llamas se asomaban a través de una
puerta que se iba abriendo, y a la vez la jalaba a ella, mientras
sentía aquel ardor que rodeaba todo su cuerpo, quemaba de tal manera que
el dolor la retorcía aún más fuertemente. Sus ojos le pesaban tanto que ya no
podía mantenerlos abiertos, pero aún así los rostros de esas persona no
se iban, lo último que sus ojos vieron fue los rostros de sus mellizos,
uno mostraba un enorme dolor, resentimiento y odio, a la vez que el
otro mostraba repulsión, asco, y vergüenza por ella. De pronto esas
llamas la jalaron tanto hasta hacerla entrar detrás de esa puerta
ardiendo, y en ese momento dio un último respiro ahogado, a la vez que
sus ojos se cerraron por completo, y ese corazón cruel y malvado daba el
útlmo latido.
