martes, 13 de agosto de 2013

East of Eden - Capítulo #40 Final. (la palabra más importante del mundo)

Drakesters: Espero que esta hermosa historia haya llegado hasta sus corazones cómo lo hizo en el mío. Cómo siempre dedico esta novela a Drake Bell, él, que ha sido mi gran inspiración en cada una de mis historias. También la dedico a todas las lectoras que me acompañaron hasta el final, ¡y que me apoyaron siempre! y muy en especial se la dedico a James Dean, él fue el protagonista original en la película East of Eden, con su personaje Cal, que aquí fue Drake. Hasta donde quiera que él esté, espero que sepa que para muchas personas que lo admiramos sigue más vivo que nunca, y que siempre lo llevamos en un lugar especial de nuestros corazones. Y con -Al Este del Paraiso- doy por terminada esta gran aventura que fue escribir novelas sobre Drake Bell, fue una gran experiencia que nunca olvidaré, gracias a todas las que leyeron alguna de mis novelas, o tal vez todas, gracias por su apoyo que me animó a seguir escribiendo, y espero que lo que hice haya sido  de su agrado, pues para ustedes fue. ¡Gracias por todo Drakesters!. Al final del cap les dejo el link para ver la película por si es que a alguien le interesa verla, vale la pena. Su servidora Esmeralda Bell Dean.
                                  Aquí el Final!...

 Los ojos claros de Adam giraron hasta encontrarse con el chico, y posaron su mirada en él. Drake sintió los labios resecos, los entreabrió, pero no emitió sonido alguno. Lee prosiguió.-no sé cuanto tiempo vivirá Adam, acaso mucho tiempo, o acaso una hora, no lo sé. Pero su hijo seguirá viviendo, se casará, y sus hijos serán lo único que quede de usted- Lee se detuvo, limpió sus ojos con los dedos, y aclaró su voz.
-él cometió algo muy malo Adam, y lo hizo entre otras cosas llevado por la ira, porque creía que usted lo había rechazado, y el resultado de esa ira fue Adam, que su hermano James, y su hijo, haya muerto-
-Lee, no sigas- dijo Drake tras escuchar esas palabras que habían penetrado en los más profundo de su ser. 
-tengo que hacerlo- miró a Drake de manera tierna.
-es necesario aunque esto lo mate. Es mi decisión, y si es mi pecado, yo cargaré con él- Sonrió tristemente y continuó.
-Adam, su hijo está marcado por la culpa; que lo está consumiendo, y es demasiado peso para él. No termine de aniquilarlo rechazándolo, no acabe con él- 
La voz de Lee se etrecortaba, y le era difícil continuar hablando, tenía que aclarar su garganta y seguir hasta el final. Respiró hondo y siguió.
-¡dele su bendición Adam! no lo deje solo con la culpa ¿me oye?-
Adam cerró los ojos y nos los abrió, en sus cejas se marcó una arruga profunda. Lee siguió.
-Ayudelo, dele su oportunidad y deje que sea libre, eso es lo único que diferencia al hombre de las bestias, la libertad. ¡Liberelo y dele su bendición!-
La cama perecía temblar, Adam hacía un esfuerzo, y levantó un poco su mano, aunque pronto cayó. La expresión de Lee parecía anhelante, se acercó a Adam, y con la sabana limpió el rostro humedo del hombre, quién se esforzaba. Lee se acercó aún más a él, y le susurró.
-Gracias Adam, gracias amigo mío. ¿Puede mover los labios? por favor, haga que pronuncien su nombre, dele una sola palabra que lo libere-
Adam levantó la mirada con la expresión de abrumada fatiga. Sus labios se entreabrieron, pero no salió sonido alguno. Lo intentó de nuevo, llenó de aire sus pulmones, y se esforzó. Apenas como un suspiro, la palabra que susurró parecía quedar flotando en el aire ¡Timshel!
Suspiro dificultosamente. Después sus ojos humedecidos por las lágrimas que se asomaban, se cerraron pesadamente, pues el esfuerzo había sido extenuante. La expresión de Drake cambió por completo en un instante, una sola palabra era capaz de llenar de luz el camino más obscuro. Los ojos del chico se llenaron de lágrimas, las cuales corrián por sus mejillas cómo gotas de lluvia. Valeria limpió con los dedos aquellas gotas que se posaban sobre el rostro salpicado de pecas, pero enseguida se llenó de nuevo, ella le sonrió cómo lo hace una mujer enamorada, acercó su rostro al de Drake, y le dio un pequeño beso en los labios, a lo que el correspondió con una sonrisa tierna. Después ella se dispuso a salir de la habitación, seguida del chino, quién dio una palmada en la espalda del muchacho, tomó a Valeria de la mano, y cerraron la puerta para dejarlos a solas. Drake se hincó junto a la cama de su padre, y se echó a llorar sobre ella para cubrir su rostro en las sabanas. Por primera vez su llanto no era de dolor, sino de alegría. Después de unos minutos, y luego de poder calmar las lágrimas, levantó el rostro, miró a su padre, y dijo.
-Toda la vida me dije que yo era así, y esa idea se me metió en la cabeza, tanto que termine por creermelo, pero no ¡el hombre es libre de elegir! tal cómo lo dijo Lee, en eso nos diferenciamos de las bestias. Yo soy libre de elegir, así cómo tú lo has dicho. Sólo yo elijo si quiero o no vencer el mal. Timshel, lo recuerdo bien ¡significa tú podrás! y ahora estoy seguro de que podré vencer el mal que vive dentro de mi, yo elijo el camino del bien, y entoces así me convertire en un buen hombre, y con ello vendrá la felicidad ¡soy libre! por primera vez me siento libre cómo un pajarillo que abre sus alas y vuela, y no sabes que sensación tan maravillosa es sentirse así, mi cuerpo ya no pesa, soy ligero cual pájaro volando. Acaso estoy seguro de que esa es la palabra más importante del mundo, pues ella me ha liberado, me ha abierto los ojos, y me ha revivido. Padre, no sé cuanto tiempo Dios te deje a nuestro lado, pero te prometo que trataré de hacerte todos y cada uno de esos días  muy feliz, quiero que al momento de irte ¡lo hagas con una sonrisa sobre tus labios!
Nunca, nunca más volveré a sentirme solo, por que no lo estoy. Padre, gracias, ¡gracias por liberarme!-
Aunque Adam no  podía hablar, la expresión en su rostro, su mirada, le mostraban a Drake la alegría que causaba en él saber a su hijo libre, y ver por primera vez en sus ojos una mirada transparente y limpia. Drake tomó una silla y la llevó junto a la cama de su padre, después se sentó en ella pues no pensaba separarse ni un instante de Adam, estaría ahí en todo momento para cuidar de él. Adam parecía estar mucho más tranquilo, la expresión en su rostro había cambiado, casi se podía notar una media sonrisa en él, pero estaba muy cansado, y aunque no quería hacerlo, sus ojos se cerraron y se quedó dormido.




Y aquí termina mi historia jovenes. Hijo, y todos los jovencitos presentes en verdad deseo que lo que hoy les he contado, haya entrado en sus corazones, y algo hayan aprendido con esto. Podemos cometer muchos errores, y no ser los buenos hijos que deseaban los padres, pero no basta con ayudar al bueno, sino que hay que ver por todos por igual. Hijos, amen y respeten a sus padres y den el lugar que se merecen, sean buenos hijos en la vida, y compartan a su lado. Verán que todo algún día tiene su recompensa.
-señor Cal- le pregunta un alumno. -¿que pasó con Drake después de esto?-
-pues lo que era de esperarse. Drake y Valeria se casaron dos años después. Todos se fueron a vivir al rancho, y ahí pasaron el resto de sus días-
-pero ¿y Adam? murió pronto, supongo-
-el milagro de liberar a Drake fue muy grande, pero igual de grande fue el que pasó con Adam. Él, tuvo cierta mejoría luego de ese día, y con el tiempo pudo hablar, con dificultad, pero lo hizo, podía mover los brazos, y luego de un tiempo podía sostener la espalda y sentarse-
-pero ¿como? estaba muriendo-
-pues ese dicho de que el amor hace milagros, es muy cierto. Drake se dedicó por completo a cuidar de su padre, además estaban Lee, Valeria, y los amigos cercanos, que estaban muy al pendiente y lo apoyaban. Después al ver que mejoraba casi milagrosamente, consiguieron a un especialista que le daba terapias, y entonces fue cuando comenzó a moverse y ¿a que no saben cuantos años más vivió?-
-¿cuantos?-
-vivió veinte años más, tuvo tiempo de ver crecer a sus nietos, jugar con ellos, y llenarlos de amor. Junto a su hijo, su nuera, sus tres nietos, y su hermano del alma, Lee, vivió muy feliz el resto de sus días. Y cuando murió, lo hizo mientras dormía, la noche anterior jugó, río y la pasó feliz. Se fue a dormir alegre y sonriente, y tal y cómo Drake lo prometió ¡murió con una sonrisa en los labios!-
-todo suena muy bonito ¿en verdad esta historia fue cierta?-
-Claro que lo fue, y más bonita fue la forma en que mis abuelos dejaron esta vida. Ellos se amaban tanto, todo el tiempo se demostraban lo mucho que se querían, y no había pareja más enamorada que ellos, ni los años desgastaron ese amor. Se repetían que morirían juntos ¡y así fue!. Era primavera, y la azaleas estaban florecientes en el río, mi padre y toda la familia los acompañamos hasta él, pues era cómo un presentimiento de que su tiempo estaba por acabarse, ellos querían morir ahí. Juntos caminaron, y cortaron muchas azaleas y las pusieron en canastos. Casi al atardecer se sentaron en la orilla del río, mojaron sus pies, y recargaron su cabeza una a la otra. Mi abuelita fue la primera en cerrar los ojos, y él lo supo. Sus latidos habían estado unidos en uno solo por muchos años, y el corazón de ella ya no latía en el suyo. Mi abuelo la miró descansar tranquilamente, iradiaba paz, y en sus labios una sonrisa estaba dibujada. El besó su frente, y lo escuchamos susurrar -espera un momento, ya estoy contigo amor ¡James y mi padre nos esperan! al fin podré ver de nuevo a mi hermano, y pedirle perdón ¡al fin estaremos todos juntos!. Estás más radiente que esas azaleas, luces igual de hermosa que cómo aquella primera vez en la que vinimos al río a cortar flores-
Comenzó a tararear una canción de arrullo, mientras acomodaba una azalea sobre el pelo de la abuela. Y mi abuelo Drake cerró sus ojos también. De sobra está decir que la sonrisa en sus labios estaba ahí.
Las flores que ellos cortaron se usaron para hacer coronas, y para adornar sus tumbas con ellas, aún después de muchos días ¡parecían recién cortadas! FIN.
  

lunes, 12 de agosto de 2013

East of Eden - Capítulo #39

Valeria decía a Lee, de manera desconsolada aquellas palabras que llegaban hasta lo más hondo del chino, quién quería a los dos cómo a sus propios hijos.
-Es que tengo mucho miedo por él, creo que esta vez  no podrá soportarlo-
-piensas en que ¿pueda intentar...?
-eso pasa por mi cabeza, pero no. Luego pienso que si estamos a su lado no será capaz de hacerlo. Me refiero a las consecuencias.Tú sabes cuanto lo quiero, y lo importante que es para mi, y por eso no puedo concevirlo íntegro. El tormento no lo dejará vivir en paz ni un solo día por el resto de su vida, y tal vez creerá que lo mejor es alejarse de nosotros para no hacernos daño ¡y estando solo se sentirá más perdido que nunca! Se sentirá culpable y no podrá olvidarlo ni un momento. Y sabes que no es su culpa, se dice que está en su sangre y puede que así sea, pero ¿que se puede esperar? cuando el triste destino de una persona ha sido marcado desde el momento en el que nació. La falta de cariño, de atención, la incompresión ¡la falta de amor! eso vuelve a todos los seres crueles, perversos, malvados. Cuando todo lo que un niño necesita es es amor de aquellos que lo rodean, que lo hagan sentirse querido, protegido, valioso ¡y ese ha sido el cruel destino de Drake! jamás tuvo una sola muestra de afecto, una sola palabra dulce, una caricia ¡jamás le comprendió! solo se preocupó por juzgarlo, y por culpar a su sangre, cuando tal vez él fue el único responsable. Yo no soy quién para reprocharle nada, ya la vida se lo estará cobrando, pero que diferente sería  si Adam hubiera sido con Drake cómo lo fue con James, si le hubiera dado un poco de todo lo que le dio a él. Ahora Drake no se sentiría tan culpable, tan indigno y tan atormentado. ¡y James tal vez hoy estaría vivo! Yo lo amo Lee, y no puedo imaginarlo sino siendo un hombre libre y completo, o de lo contrario nunca podrá ser feliz. Pero no sé si a estas alturas eso sea posible ¡quiero ayudarlo pero no sé cómo! No lo abandones Lee, ayudalo ¡tú eres capaz de enfrentarte ante todo, es cómo un don que posees!- Lee se quedó pensando un momento, y respondió. 
-ignoro si puedo enfrentarme a las cosas, toda la vida he tenido que arreglarmelas yo mismo, y no quiere decir que dude de mi, pero no tengo los suficientes juicios de valor para saberlo. Toda la vida me he visto obligado a llorar a solas.
-tú ¿llorar?-
-si. Cuando mi querido amigo Samuel Hamilton murió, en mi una llama se apago, cómo una vela que da luz. Tuve que prenderla y seguir adelante. He tenido que aprender de mis estupideces por mi mismo. Siempre había creido que los buenos son destruidos, mientras que los malos sobreviven, y lastiman. Sentía que un Dios me había llenado de todo, tanto lo bueno cómo lo malo ¿no les ha pasado eso? ¿no se han sentido así?-
-si, yo si- respondió Drake muy seguro.
-yo no lo sé- dijo Valeria.
-tal vez aquello no era suficiente. Quizá- 
-quizá ¿que?- preguntaba Drake interesado en saber más.
-Pues quizá algún día los hombres lleguen a darse cuenta, no importa de que generación sean. Es cómo un artesano, no abandona el sueño aún de anciano, de querer hacer una taza delgada, fuerte, transparente ¡perfecta! Su taza no sale perfecta, pero no abandona ese sueño, y la vuelve a comenzar. El resultado puede ser un montón de escoria, o tal vez la perfección. ¿me conprenden?-
-hablas de que Dios nos crea con la esperanza de que seamos buenos, pero que el resultado es lo que somos ahora ¿seres con muchos errores, incluso malos? no somos lo que el quiere- dijo Valeria.
-algo así. Drake, ¿tú crees que el que nos creó dejará de intentarlo?-
-yo no puedo pensar en eso. Ahora no puedo- decía Drake muy confundido-
Nadie dijo nada más, pensaban en las palabras de Lee, y en lo ciertas que llegaban a ser.
Los pasos de la enfermera se escuchaban venir, se paró frente a Lee, y le dijo.
-necesito una jarra con agua. Sucede que a los enfermos les da mucha sed, pues respiran por la boca, y se les reseca, tienen que tomar mucha agua, y me gusta tener una jarra de agua a la mano-
Lee tomó una jarra, la llenó con agua y la dio a la enfermera. Luego preguntó.
-¿está él despierto?-
-ho si, está muy despierto, le he lavado la cara y lo he peinado. Es muy buen enfermo, hasta me quiso sonreír. Lee se paró rápidamente, y tomó el brazo de Drake.
-ven Drake, quiero que me acompañes, también tú Valeria, tienen que venir los dos-
Lee subió junto con los chicos hasta la habitación de Adam. Lentamente abrió la puerta y asomó la cabeza para mirar  adentro, luego la abrió por completo para darle paso a Valeria y a Drake, éste último entró casi a jalones, la chica lo tomó del brazo y jaló con fuerza para hacerlo entrar, y una vez adentro Drake bajó la mirada, no se atevía a ver de nuevo esos ojos que no se apartaban de su cabeza desde hacía ya muchas horas. Adam se encontraba incorporado gracias a las almohadas en las que se recargaba, su piel era pálida, más parecida a la de un moribundo. De a poco los tres caminaron hasta quedar justo frente a la cama. Adam movía lentamente los ojos observando a los que habían entrado, y movía ligeramente los labios cómo si quisiera saludarlos.
-ahí lo tienen ¿no está guapo el enfermito? es mi niño consentido, mi corazoncito- Dijo la enfermera. Lee volteó a verla y le dijo. -salga de la habitación- pero eso molestó a la mujer de mal carácter, quién respondió enojada.
-están cansando al enfermo, se lo diré al doctor-
-haga el favor de salir y cerrar la puerta. Y por mí digale al doctor si así lo desea- respondió Lee un poco disgustado. 
-Lo siento, pero no estoy acostumbrada a recibir ordenes de los chinos- y siguió sin obedecer. Ahora Drake volteó a verla y le dijo en tono autoritario.
-salga de aquí, y haga el favor de cerrar la puerta-
La mujer no tuvo más remedio que obedecer, no dijo nada pero dio un portazo fuerte en señal de su molestía, tanto que el ruído hizo pestañear al enfermo. Ya a solas Lee llamó a Adam, éste último movió los ojos buscando al que le había hablado, hasta encontrarse con el chino.
-Adam, no sé hasta que punto usted pueda oírme. Puede que esté atento y alerta, o puede que esté en un sueño gris, tal vez sólo percibe sonidos y movimientos, eso lo ignoro, y sólo usted sabe si me escucha o no. Se ha dañado su cerebro y tal vez ahora ya es un hombre distinto. Tal vez su bondad se ha convertido en ruindad, nadie sabe excepto usted ¿Adam, puede oírme?-
Los grandes ojos azules de Adam giraron, y se cerraron lentamente para luego abrirse, en respuesta a lo que Lee decía. El chino sonrió levemente en señal de alegría por saber que él comprendía, y continuó.
-Sé que es muy duro para usted, y agradezco su esfuerzo. Ahora lo que voy a pedirle es todavía más duro, pero necesario. Aquí está su hijo Drake, ahora su único hijo ¡mirelo Adam!-...

sábado, 10 de agosto de 2013

East of Eden - Capítulo #38

Drake bajó a la cocina, y se sentó junto a Lee, permanecieron en silencio hasta que sonó el timbre de la puerta, era la enfermera que el doctor había enviado para cuidar a Adam. Lee la llevó hasta la habitación de el enfermo y la dejó  cuidándolo. El chino se acercó a Drake, quién seguía pensativo.
-antes de que la enfermera llegara te iba a decir que comieras algo, ya sabes, hay gente que usa cualquier pretexto para poder comer todo el tiempo-
-no tengo hambre-
-cómo quieras, come si así lo deseas o no-
-que bueno que no me obligas a comer, de ser así posiblemente habría vomitado. De esa manera mejor si como al menos un bocadillo-
-un bocadillo no, come algo bien-
-no me apetece otra cosa que un bocadillo, ¿todavía quedan panecillos de la mañana?-
-si, hay muchos en la panera-
-pues eso comeré-


El chico apenas si dio unas cuantas mordidas al pan, y dio unos sorbos a un té que había preparado Lee. La enfermera bajó por algo de comer, tómo panecillos, té, y luego regresó a cuidar a Adam. 
Otro silencio se hizo presente, hasta que Lee preguntó.
-¿te ha dicho algo él?- Drake no dijo nada, solo asintío con la cabeza.
-es terrible, pero el médico tiene razón- Dijo Lee.
-uno puede soportar todo, en ese aspecto somo los animales más maravillosos-
-yo no- respondió Drake. -yo no, no puedo soportarlo, no yo no puedo- se repetía el chico con voz cansada y monótona.
-no seré capaz, tendré que, tendré que...
Lee lo detuvo antes de terminar esa frase, lo tomó fuerte por la muñeca, y muy molesto le dijo.
-calla sucio mocoso. Con todo lo que te rodea no te atrevas a sugerir semejante cosa ¿acaso crees que tu pena es más importante que la mía?-
-no es pena Lee, le he dicho la verdad, que yo maté a mi hermano, que soy un asesino ¡y él lo sabe!-
-¿lo ha dicho él? ¡dime!-
-no tuvo que hacerlo, sus ojos eran bastante elocuentes, su mirada me lo dijo todo. No puedo escapar, no hay lugar para mi en el mundo-
Lee suspiró, y soltó la presión de su mano. Le dijo con calma.
-Drake, su cerebro está afectado, lo que tú pudiste ver tal vez fueron solo las presiones ejercidas en la parte dañada de su cerebro, las que ejercen la visión ¿es que no te acuerdas que no podía ver bien? eso fue lo que tú viste, era la presión. Tú no puedes saber si te acusa o no, no lo sabes-
-me ha acusado ¡yo lo sé! me lo ha dicho con la mirada ¡me ha dicho que soy un asesino!-
-entonces te perdonará. ¡Te lo prometo!-


De nuevo la enfermera bajaba por café, Lee lo preparó y lo sirvió, ella volvió a la habitación. Ahí seguia Drake sentado, con la mirada perdida, Lee lo encontraba más ausente que nunca, y temía que no sería capaz de evitar que aquel joven tan atormentado terminara por hacer eso que le había insinuado. Entonces recordó que sólo había una persona el el mundo capaz de poder ayudar al chico lleno de culpas. Se paró frente a él, y con tono autoritario y firme le dijo. -Vete a buscar a Valeria ¡anda ya!-
Drake se levantó casi instintivamente, y salió trás la orden del chino para buscar a la chica. Eran más de las diez de la noche y Drake estaba parado frente a la puerta de los Bacon, oprimiendo el botón y esperando a que alguien abriera, luego de unos minutos la madrastra de Valeria abrió la puerta. La mujer no decía nada, lo miraba seria, hasta que él dijo.
-quiero ver a Valeria-
-¿que dices?-
-que quiero ver a Valeria-
-imposible, ella ya se fue a acostar-
-¡le digo que quiero ver a Valaria!- gritó un poco molesto ante la actitud de la mujer. Ella se molestó, y en el mismo tono le respondió.
-vete ¡vete ahora mismo o llamaré a la policia!-
El señor Bacon se asomó por las escaleras y preguntó a su mujer que era lo que pasaba.
-tranquilo, vete a acostar cariño, tú estás enfermo y puede hacerte daño, vete que yo me encargo- El hombre se volvió a su habitación, y la mujer regresó la vista al chico que estaba detrás de la puerta.
-vete o llamaré a la policia ¡no bromeo! así que mejor te vas de una vez- Y dio un portazo, que por poco y le da en la nariz a Drake quién estaba casi pegado a ella. El chico no tuvo más remedio que regresar a casa, quería ver a Valeria, pero era mejor no insistir pues podría provocarle problemas con sus padres, y no quiería que eso pasara. Tuvo que aguantarse las ganas de verla, de sentir sus brazos rodeando los de él, y consolandole, sólo en esos brazos podía sentirse bien en esos momentos, pero no le fue posible. No había caminado ni una manzana cuando unos pasos rápidos se acercaban a él, volvió la vista atrás y ahí venía la chica corriendo y respirando pesadamente luego de la correteada que tuvo que dar.
-por fin te alcanzo, caminas rápido-
-¿te has salido de casa a escondidas?-
-si, unos minutos después de que ella volvió a la habitación, bajé y salí por la puerta de atrás-
-será mejor que vuelvas, o tendrás problemas y no quiero eso. Vamos, te acompaño-
-no volveré-
-pero tendrás problemas-
-no me importa-
-¿estás segura?-
-si. Ahora dime ¿por que has ido a buscarme tan noche?-
-he matado a mi hermano, y he dejado inmovilizado a mi padre- Soltó el chico todo de un solo tajo. Valeria detuvo su caminar, puso la mano sobre el brazo de Drake pues por un instante sintió que las piernas se le doblaban. Ella lo miró y permaneció en silencio.
-¿que no me has escuchado?-
-si, te escuché-
-mi madre era una pu... una prostituta-
-lo sé, y mi padre es un ladrón-
-la sangre de ella corre por mis venas ¿que no entiendes lo que eso significa?-
-si, y por las mías corre la sangre de mi padre-
Permanecieron en silencio, mientras Drake trataba de serenarse. La noche era fría y obscura, él la guiaba por la carretera hacia la salida de Salinas. Después de mucho caminar, preguntó ella.
-¿a donde vamos?-
-quiero huir de los ojos de mi padre, están constantemente ante mi ¡si cierro los ojos sigo viéndolos!. Los veré por siempre. Mi padre morirá, pero sus ojos segurán mirándome y diciéndome que yo maté a mi hermano-
-pero tú no lo hiciste-
si, si lo hice ¡y sus ojos me acusan!- 
-No hables así. ¿A donde vamos?-
-Ya casi llegamos, un poco más adentro hay un sauce ¿lo recuerdas?-
-si, lo recuerdo bien-
-las ramas son largas y forman una pequeña tienda que cubre hasta el suelo-
-si, ya lo sé-
-por las tardes cuando hacía sol, tú y James se metían y se escondían ahi dentro-
-¿nos espiabas?-
¡claro que los espiaba! y quiero que vengas ahí adentro conmigo. Quiero que entres conmigo-
Valeria jaló la manga de Drake haciendo que se detuviera. Dijo ella en tono cortante.
-no-
-¿no quieres ir al sauce conmigo?-
-no si estás huyendo. No de esa manera-
-entonces ¿que tengo que hacer? ¡no sé que hacer!-
-¿me escucharás si te lo digo?-
-no lo sé-
-vamos a volver-
¿a donde?-
-pues a casa de tu padre-
La chica tomó del brazo a Drake, y le sonrió infundiendo calma con eso. Un poco más tranquilo, Drake caminó de la mano de Valeria de regreso a casa.
Llegaron, y la luz de la cocina estaba prendida, ahí estaba Lee sentado en una silla, los chicos se acercaron y Drake le dijo.
-ella me ha obligado a regresar-
-pues claro que te obligaría, eso lo sabía-
-él hubiera regresado solo- dijo Valeria.
-eso no lo sabremos nunca- respondió Lee. Y se levantó para ir a ver cómo se encontraba Adam. Unos minutos después estaba de vuelta. -está dormido, duerme tranquilamente- Lee sacó de un cajón una botella de vidrio con una bebida china, la cual usaba sólo cuanto sabía que era necesario. Tomó tres tazas y las sarvió para luego ponerlas en la mesa.
-ya lo recuerdo- dijo Drake. -es tu bebida china-
-si es el "ng-ka-py" tomalo de a poco y saborealo, te servirá para relajarte- 
Unos momentos después. Valeria miraba a Drake, y en sus ojos se notaba la culpa atormentándolo, y no soportaba verlo de esa manera, más perdido de lo que nunca antes estuvo. Se decía que no podría ser capaz de ayudarlo, y tal vez nadie sería capaz, la única esperanza para el chico era Lee, si él no lo lograba, nadie más podría ayudarlo. Miraba a Drake, que estaba ausente, sumergido en su dolor y sus culpas, luego volteó la vista a Lee, y le dijo.
-ayudalo Lee, te ruego que lo hagas, sólo tú puedes enfrentarte a las cosas ¡ayudalo por favor!-


East of Eden - Capítulo #37

-Ha pasado algo malo ¿verdad Lee?-
-sabes que él ya no puede leer, yo tuve que leerle a tu padre ¡antes de abrirla ya lo sabía! yo tuve que darle la noticia-
-¿de que hablas? ¿que noticia?-
-toma, abre el sobre y lee tú mismo-
-¡no! tengo miedo de encontrarme con algo que no quiero leer-
-tienes que hacerlo-
Drake tomó la carta, abrió el sobre lentamente, temeroso de lo que en el pudiera venir, incluso sus manos temblaban un poco. Sacó la carta, y la leyó.
-Estimado señor Bell, lamentamos profundamente comunicarle que su hijo James B. ha muerto en combate cómo todo un heroe de guerra, dando la vida por su país. Sus restos serán enviados a la brevedad posible con uno de nuestros altos miembros-
-ha muerto ¡James ha muerto!... Mi padre ¿donde está? el auto de afuera ¿quién es?-
-Sam le trajo el sobre, y luego tuvo que ir por el doctor-
-¿qué? ¿que tiene?-
-no lo sé, adentro lo están revisando. Cuando le dí la noticia, él se quejó de un fuerte dolor en la cabeza, luego cayó al piso y no reaccionó-
 Drake corrió lo más pronto posible, subió las escaleras, y llegó hasta la habitación de Adam, la puerta estaba cerrada, y aunque deseaba abrirla y ver lo que pasaba con su padre, no tuvo más remedio que sentarse en una silla afuera de su puerta, y esperar. Un rato después salía Sam.
-Sam ¿cómo lo vio?-
-muchacho, adivino que tú eres el causante de el mal de Adam, tú su obeja negra, su Caín. Ustedes son cómo ese par de hermanos de la biblia, Caín y Abel. ¿La leíste? Caín se reveló contra Abel y lo mató, luego huyo y se escondió en la tierra de Nod al este del paraiso. ¿por qué no haces tú lo mismo y huyes al este? vete, vete a donde ya no puedas hacerle más daño a los tuyos, si en algo quieres a tu padre, lo mejor que puedes hacer por él, es alejarte de su lado ¡a donde tu maldad ya no lo alcance, ni a él, ni a todos los que te rodean!-
-tiene razón Sam, soy cómo Caín, sólo hago el mal, y creo que tiene razón en eso, sólo alejándome podría dejar de dañar a aquellos a los que amo-
Sam no dijo nada más, y un momento después salió el doctor. Drake se apróximo con rapidez ante él, y en ese momento también Lee subía a buscar noticias de Adam. 
-¡doctor! ¿cómo está mi padre?-
-así de claro lo dejaré, Drake ahora usted será la cabeza de la familia-
-no comprendo-
-¿sabe ustes lo que es un ataque fulminante?. Pues eso le ha ocurrido a su padre, le ha dado un derrame cerebral, y no es el primero ¿verdad Lee?-
-no señor, hubo otros, pero leves-
-sé que eres muy joven para mantener a esta familia, y no hablo de lo económico, pero ahora tienes que ser fuerte y ver por tu padre-
-¿que tan grave es su situación?-
-el lado izquierdo se ha paralizado, y parte del derecho también, probablemente no ve con el ojo izquierdo, pero eso no lo podemos saber-
-¿el va a morir?-
-si, pero no se puede saber cuando, podría ser en unos días, semanas, hasta un año tal vez, o podría morir esta misma noche. Eso nadie lo puede saber. No sabe lo fuerte que llegan a ser las personas ante estos casos, sacan fuerzas de no se donde, ellos luchan. A usted le toca ser fuerte, y ver por su padre-
-¿me reconocerá?-
-no lo sé, tendrá que averiguarlo usted mismo-
-¿y al menos puede hablar?-
-está muy cansado ya, pero tal vez si se lo propone, podría decir unas palabras. Más tarde le enviaré a una enfermera, y tendrán que conseguir una de planta, pues la necesitará. Se fuerte muchacho-
El doctor estaba por darle una palmada en el hombro a Drake, pero él se quitó, y entró a la habitación de su padre.


En la habitación se encontraba Adam, recargaba su cabeza sobre almohadas, con tez pálida, y un rostro tranquilo. Al escuchar que alguen entraba, volteó lentamente los ojos hasta encontrar de donde provenía en sonido. Frente a la cabecera de la cama se encontraba Drake, serio y mirándolo a los ojos, Adam lentamente posó sus vista en él, primero miró a su pecho, luego subió su vista hasta el rostro serio del chico, y lo miró a los ojos.
Drake, tomó una silla y la acercó justo a lado de la cama, se dirigió hasta Adam, y le dijo.
-Lo siento padre- Los ojos de Adam parpadearon lentamente.
-¿me oyes padre? ¿me entiendes?- pero los ojos de Adam no cambiaron su expresión, ni se movieron.
-¡yo lo hice!- gritó Drake. -yo llevé a James con su madre, lo puse frente a Kate, y por eso él huyó ¡yo lo maté! y ahora te he enfermado, por mi culpa estás en esa cama sin poder moverte. Yo no quiero haces cosas malas, pero las hago-
 Ocultaba la cabeza sobre el lecho y las sabanas, para huír de la mirada de Adam, pero esos ojos seguian viéndolo, entonces supo que esos ojos lo seguirían a donde quiera, que formarían parte de su vida por el resto de ella. No soportó más estar en esa habitación, con esa mirada penetrando en él, y salió de ella con la cabeza agachada, pero bien sabía que salir y huír de esa mirada no serviría de nada, pues aún con los ojos cerrados, la mirada acusadora de su padre seguiría frente a él hasta el último de sus días. 

viernes, 9 de agosto de 2013

East of Eden - Capítulo #36

Aunque ahora ambos sabían que se amaban, eso no cambiaba las cosas. Lo más que Drake llegaba a hacer, era tomar la mano de Valeria, y tal vez decirle una que otra palabra bonita, no eran novios y tampoco tenían prisa en serlo, querían ir de a poco y dar cada paso seguro. Así se siguieron las siguientes semanas. Se anunciaba que cada vez  estaba más cerca el fin de la guerra, que sólo debían de resistir un poco más y dar ese último esfuerzo y pronto estarían de vuelta en casa. Al fin los gemelos Steinbeck llegaron a darle a Drake la noticia de que las azaleas estaban floreciendo, y él no dudó un instante en correr y buscar a Valeria para contarle.
-¡adivina qué!-
-¿qué?-
-las azaleas ya están floreciendo, en un par de días estarán más grandes y hermosas que nunca-
-al fin ¡podremos ir a verlas!-
-si, para el viernes creen que ya habrán florecido por completo-
-entonces sólo debemos esperar unos días-
Así fue, el viernes los gemelos dijeron a Drake que la azaleas estaba grandes y florecientes, en su punto perfecto. Drake salió en medio de las clases, fue a buscar a Valeria y le dijo que era el momento, ambos salieron  corriendo a escondidas a casa del chico. Llegaron pidiendo a Lee el almuerzo, y el chino estaba preparado desde tres días antes, cuando llegaron ya todo estaba en la cesta. Adam le dio las llaves del ford a su hijo, y le pidió que manejara con cuidado.
-señor Bell, me alegra verlo tan bien hoy-
-gracias Valeria, he estado tomando un té natural que me han recomendado, y al parecer surge efecto, me siento mejor-
-entonces ¿por que no vas con nosotros padre?-
-no hijo, eso los dejo a los jovenes, además es algo que llevan tiempo esperando, mejor ustedes vayan solos y disfruten su día-
-bien señor Bell, pero luego tendrán que ir usted y Lee con nosotros también-
-si, hay tiempo, si no es en esta temporada, será la otra. Anden y vayan, en vez de estar en clases están aquí ¡no pierdan su tiempo ya!-
-si, ya nos vamos ¡gracias Lee, nos vemos más tarde padre!-
-si, diviertanses chicos-
-aa y Drake, maneja con cuidado hijo-
-si padre, volvemos antes del anochecer-
Ambos salieron de la casa, iban emocionados y felices. Drake condujo el ford hasta lo más cerca del río, bajaron junto con el canasto de comida y un mantel-
-te lo dije ¡son hermosas!-
-si, ya ni las recordaba bien, hace tanto que no venía al río-
-deberíamos de hacer esto más seguido ¡salir y pasarla bien! Drake, la vida debemos de disfrutarla porque sólo tenemos una, hay más que sólo estudiar y trabajar, debes de tener tiempo para ti-
-es cierto, también hay tiempo para divertirse, ¿te gustaría que salieramos más seguido?-
-pues claro ¡eso es lo que digo!-
-entonces así será, te prometo que lo haremos más seguido, quiero complacerte en todo lo que quieras-


Después de un rato, comieron, y se sentaron el la orilla del río, pusieron sus pies sobre el agua, ésta era cristalina, y corría lentamente, haciendo un sonido tan sueve capaz de calmar a un bebé llorando, era más que un arrullo, era un calmante natural. Sin darse cuenta, los chicos estaban ya tomados de la mano, jugueteaban con sus pies sumergidos en el agua, y sus cabezas estaban recargadas una sobre la otra, los latidos de sus corazones parecían hacer el de uno solo, latían al mismo ritmo. No se decían nada, dejaban que sus miradas hablaran por sí solas. La sonrisa que en Drake se dibujaba era la más dulce y pasiva que Valeria había visto, verlo sonreír era el mayor motivo de sus alegrias, y mientras él se arrullaba con el sonido del río, y sonreía tranquilamente, Valeria le hablaba al oído.
-imagino cuando llegue el momento en que tú y yo estemos así, juntos y tomados de la mano y en nuestra cama. Suena a algo común, pero imagino ese día en que ya no tengamos que separarnos, y que al dormir lo hagamos juntos, y siendo nuestros rostros lo último que veamos, ¡y al despertar mirarnos el uno al otro! ¿no crees que esos serán los más hermosos momentos de nuestro día?-
-no lo había pensado, pero si, creo que mirarte antes de dormir, y al despertar ¡ese será mi mejor momento del día!. Tenerte a mi lado será la mayor bendición que podría tener. Valeria ¿en verdad quieres que yo sea el hombre con el que piensas compartir el resto de tus días?-
-pues claro, no imagino mi vida si tú no estás a mi lado ¿o es que tú si?-
-No. Ya no puedo imaginar la vida sin ti, tú eres quién le da sentido a ella, sin ti estaría perdido ¡en verdad!-
-te amo Drake, y nunca me cansaré de haber conocido el amor gracias a ti-
-por favor Valeria ¡nunca me dejes! sin ti, yo no podría seguir, mi mundo se acabaría. Antes no importaba porque no sabía lo que era el amor, pero ahora que lo sé, no quiero vivir sin el. Prometeme que nunca te vas a ir de mi lado, ¡que nunca me vas a dejar de querer aunque sea malo!-
-nunca, nunca lo haré ¡siempre voy a estar contigo! Eres muy bueno, tienes un hermoso corazón, pero me duele saber que todavía no consigo hacer que en verdad te lo creas ¡que aún pienses que eres malo!-


Luego se quedaron en silencio, Drake no dijo nada más, tal vez muy en el fondo comenzaba a creer que si era cierto, que si los de más lo decían era porque era verdad, y él era bueno. Se quedaron serios mirándose a los ojos el uno al otro, y fueron juntando sus rostros hasta unir sus labios en un beso lleno de amor, el primero cómo novios. Para ellos no era necesario hacerlo formalmente, el momento indicado de ser novios llegaría sin planearlo, y si es que había un momento, sin duda el que estaban viviendo era el indicado, un beso podía lograr decir más que mil palabras. Ambos sabían ya, que el amor que sentían era tan grande que duraría por siempre. Después de aquel beso, volvieron a recargar sus cabezas la una a la otra, y siguieron tomados de la mano, viendo cómo se ponía el sol, y el hermoso atardecer. Y con él, llegó el momento de volver, aunque desearían haberse quedado justo cómo estaban en ese momento por el resto de sus vidas.


Al volver a casa, después de haber dejado a Valeria en la suya, Drake se encontró con que había un auto desconocido estacionado afuera. Y en el interior de la casa estaba Lee sentado en un sillón de la sala, serio y preocupado, sus ojos mostraban una profunda tristeza, era una mirada que en Lee tal vez recordaba haberla visto sólo una vez cuando era niño, y sus ojos pequeños estaban hinchados y rojos, tanto que apenas si podía mirarlos. Al ver al chino y su expresión, él lo supo, algo malo debió de pasar, algo muy malo. Casi sin atreverse a preguntar, se acercó hasta Lee, y pudo ver que entre las manos temblorosas del chino había un pequeño sobre blanco.  



jueves, 8 de agosto de 2013

East of Eden - Capítulo #35 (distinguiendo al amor)

En unos meses las cosas no cambiaron mucho. Adam no estaba peor, pero tampoco mejor, pasaba los días sentado en su sillón y mirando por la ventana, dormía varias veces durante el día, y mientras estaba despierto Lee le leía el periódico, libros, o hasta cuentos. James seguía en la guerra, aunque ya estaba por terminar, eso sería tener de regreso al chico en cada vez menos tiempo, aunque apenas si escribía una carta de vez en cuando, y sólo para decir que estaba bien, no daba detalles, no preguntaba, no compartía nada, sus cartas eran serias y cortas. Drake estaba por terminar los estudios en un par de meses, y había decidido quedarse en la universidad cerca de Salinas, pues no quería alejarse de casa, no había muchas opciones en esa universidad, pero eso no le importaba, estudiaba más bien por Adam, que porque así lo deseara, pues necesitaba estar en casa para cuidar a su padre. James no aceptó el dinero que le dejó su madre, todo lo cedió a su padre, y con el, compraron semillas para sembrar, cultivar en el rancho, ahora si lograr hacerlo el más productivo de Salinas, y de eso se encargaba Drake. Todos los días iba al rancho, supervisaba todo, y ayudaba, se encargaba también de todo el papeleo necesario, a administrar el rancho ahora que era lo que estaba por estudiar. Muy temprano asistía a clases, y ya que Valeria tomaba una clase extra pues se estaba preparando para ser maestra, lo que le tomaría todavía dos años más, llegaba justo a tiempo para acompañarla a casa y llevarle sus libros, otras veces iban a casa, y ella ayudaba a Lee con la comida, los quehaceres, y con Adam, mientras Drake iba hasta el rancho para supervisar y ayudar en lo necesario. Apenas le daba tiempo para hacer tareas, medio dormir y comer. Desde lo pasado con James y lo de Kate, Drake ya no hacía nada malo, ya no causaba problemas, ni tenía malos pensamientos rondando su cabeza, aunque raras veces llegaban a él las ganas de hacer alguna travesurilla y divertirse, pero pronto desechaba de la cabeza esas ideas, sólo se limitaba a hacer una que otra broma a los compañeros, o a los maestros, lo que hacía reír a toda la clase, al menos esas bromas no causaban daño a nadie, y por el contrario hacian reír hasta al más serio.
Una tarde mientras caminaban a casa de Valeria, ambos platicaban de cosas agradables.
-¿sabes a donde me gustaría ir?-
-¿a donde Valeria?-
-a mirar las azaleas que crecen en el río-
-son muy hermosas, recuerdo que las mirábamos cuando vivíamos en el rancho, sólo duraban poco antes de marchitarse, pero eran preciosas-
-pues hace mucho que yo no voy a verlas ¡me gustaría ir!-
-pero sólo florecen en una época del año, y para eso faltan unos meses-
-a, no tengo prisa, puedo esperar ¿pero iremos cuando florezcan?-
-si eso quieres. Los gemelos Steinbeck van en mi clase, ellos vienen desde su rancho y  todos los días pasan por el río, les preguntaré cuando van a salir, y en cuanto lo hayan hecho ¡tú y yo iremos a verlas!-
-si, voy a estar esperando a que ese día llegue con ansias-
-me gusta verte sonreír, te sienta muy bien-
-lo mismo pienso ¡cuando sonries, brillas más que el mimo sol! me alegra verte así-
-sólo contigo me siento así. Y, ¿has recibido carta de James?-
-si, pero no dice mucho, sólo que está bien. Pero tengo que contarte lo que en la última escribió-
-¿que dijo?-
-la recibi la semana pasada. En ella me dice que me deja libre, que ahora sabe que nuestro destino no es estar juntos-
-¿por qué lo habrá hecho?-
-no lo sé. Yo, desde hace mucho deseaba poder comunicarle que lo nuestro tenía que terminar, y si no lo hice fue porque pensé en lo mal que lo debe de estar pasando solo y en ese lugar tan horrible, pereferí decirle hasta que él regresara. Pero, yo deseaba que lo nuestro terminara-
-¿por qué? tú lo has querido desde niños-
-así lo has dicho, lo quise de niños. Y es que a esa edad las cosas se ven diferentes, era nuestro mundo creado sólo con fantasías, pero al crecer, al crecer me di cuenta que quiero vivir en la realidad y no en un mundo inventado y con ilusiones. Con el tiempo me dí cuenta de que no era amor lo que sentía por él-
-¿cómo que no era amor?-
-si, era sólo un espejismo, una fantasía creada por nosotros, pero no amor. El amor lo conocí después, entonces supe distinguir lo que el cariño y el amor son-
-¿cómo que después?-
-si, eso no era lo que yo sentía por James, era cariño, admiración, ternura, pero no amor. ¡El amor lo conocí al mirar más allá de tus ojos!-
-¿quieres decir que me amas a mi?-
-si-
-pero ¡yo no soy bueno!-
-tal vez eso mismo fue lo que más me gustó de ti. Tú cometes errores, no eres perfecto, así soy yo, lo que más me gustó de ti fue eso ¡que te equivocas, haces cosas malas, ¡pero tienes la capacidad para arrepentirte y remediarlas!-
-es irónico lo que dices-
-puedes ser, pero así es. Y no negarás que tú también me quieres-
-ahora que lo dices, y ahora que me pongo a pensar, yo. No sabía distinguir ese sentimiento, creía que era agradecimiento, o un tipo de cariño distinto, y sólo ahora me doy cuenta ¡yo también te amo!-
-eso lo sabía, y ahora al fin podemos pensar en nosotros-
Drake miró a Valeria, no dijo nada más, le sonrió y ella correspondió a la sonrisa. Él tomó su mano tímidamente, entrelazaron sus dedos, y siguieron su camino a casa de la chica, en silencio, pero sin dejar de sonreír.

miércoles, 7 de agosto de 2013

East of Eden - Capítulo #34

Mientras en Salinas.
Drake caminaba junto a Valeria, llevaba los libros de la chica sobre el brazo, y la otra mano la tenía metida en el bolsillo de su pantalón, trataba de ir serio, pero por dentro su corazón latía tan fuerte que hasta le costaba respirar. Valeria iba con las manos juntas y recargadas sobre su abdomen, ella también trataba de no mostrar emoción, pero era evidente que la sentía. Por un buen rato estuvieron en silencio, pero ya casi por llegar a la casa de ella, el silencio se rompió.
-por cierto, pronto será el cumpleaños de tu padre ¿harán algo para celebrarlo?-
-¿tú crees que estamos para fiestas? padre apenas si logra permanecer despierto un rato, y James, bueno él estará tan ocupado en la guerra que dudo mucho que recuerde el cumpleaños de mi padre-
-si, pero tú si estarás aquí, y no todo en la vida es tristeza, ¡deben de haber momentos alegres también! al menos algo pequeño, cómo un pastel, o su comida favorita ¡algo que le haga sentir bien ese día!-
-algo que le haga sentir bien, aún me pregunto si existe algo que logre hacerle sentir bien, y hablo físicamente pues la salud se le está acabando-
-algo debe de desear, si en mis manos está ayudarte a conseguirlo, ¡lo haré!-
-sabes que lo único que puede desear en esta vida ¡es tener de regreso a su amado hijo con él! Desea poder ser feliz, y para eso necesita tener a James a su lado, pero ni tú ni nadie podrá traer de vuelto a mi hermano, sólo él podría decidirse a volver. Mi padre deseaba tanto pasar sus últimos días feliz rodeado de nietos, y tal vez eso ya no pase-
 -¿que hay de tí? tú le podrás dar nietos también-
-jaja yo, soy malo y no merezco tener a una buena mujer ¡el destino de mi vida es la soledad! creo que es poco castigo para todo lo que en verdad merezco-
-no me gusta que hables así, pero por más que trato de hacerte sentir mejor, jamás lo consigo-
-claro que me haces sentir mejor, ¡sé que ahora al menos cuento con una amiga! y los ratos en los que me haces compañía me alegran mucho-
-pues desearía poder hacer algo más por ti, pero no puedo-
-¡creo que le gustaría comer aquel pollo en melón que tanto dice Lee! suena muy apetecible, y de postre el pastel de queso y fresas pues es su favorito, de paso el mío. Si, ese sería un buen cumpleaños-
-pues eso tendrán ¡yo le ayudaré a Lee para que todo quede delicioso!-
-bien, hemos llegado. Nos veremos mañana en clases-
-si, nos vemos mañana ¡y gracias por acompañarme!-


Al volver a casa Drake se encontró con Sam, el alguacil de Monterey, quién platicaba con Adam y Lee, tenían una expresión muy seria, y lo primero que vino a su cabeza fue James. Deseó con todo su corazón que Sam no estuviera ahí para traer malas noticias de su hermano. Llegó y se paró detrás de un sillón en donde estaba sentado Lee, no dijo nada, pero casí al momento Sam se estaba despidiendo.
-bueno, he cumplido con traer lo que correspondía, y con avisar, ahora tengo que volver al trabajo-
-te le agradecemos mucho Sam, gracias por tomarte el tiempo de venir personalmente a avisarnos-
-no ha sido nada Adam, eres un buen amigo. Y también los pondré en contacto con el abogado que se hará cargo de los trámites, estará viniendo en estos días-
-gracias señor, lo acompaño a la puerta- dijo Lee. Ambos salieron de la habitación, y sólo quedaron Adam y Drake.
-¿ha pasado algo malo padre?-
-me temo que si, una noticia que nos ha sorprendido-
Drake no se atrevía a preguntar si tenía que ver con James, y aunque lo dudaba pues Adam estaba tranquilo, no podía dejar de sentirse nervioso.
-ya dime ¿que ha pasado?-
-tu madre, hijo ella se ha suicidado-
-¡a ella!-
-si, aunque no la conociste, creo que debe de dolerte saber que ahora ya no podrás buscarla y hablarle-
-¿así que se suicidó?-
-si, Sam me ha traido una carta, que también servirá cómo testamento, en ella deja escrito que le deja todos sus bienes a tu hermano. No se por qué le ha dejado todo sólo a él, y ni po qué lo decidió. Tal vez quieras leerla, en ella te menciona también, aunque no te deja nada-
-no me importa, su dinero jamás fue algo que me importara, pero si quiero saber que dice sobre mi-
-pues toma, y lee tú mismo-
Drake tomó la carta, la leyó, y el consejo que dejaba su madre parecía entrar directamente a su cabeza, después devolvió la carta a Adam, y permaneció pensativo-
-¿no preguntarás que pasará con su cuerpo?-
-no sé si me importa, no sé que pensar. Creo que voy a la cocina a tomar agua-
El chico fue a la cocina en busca de Lee, necesitaba sus palabras sabias que siempre le hacian tanto bien.
-Lee, no quiero pensar de esa manera, pero es más fuerte que yo, no puedo evitar pensar esas cosas-
-¿de que hablas?-
-pues que cuando mi padre me dijo que ella se había suicidado, lo primero que pensé fue, que no merecía otro final que ese, y luego pensé en que tal vez podría ir a su tumba y pisotearla o escupirla. Pero después leí eso que escribió para mi, y hasta ella misma me decía que tal vez yo podría ser un buen hombre. Traté de ponerme en sus zapatos por un momento, lo mal que debió de sentirse para preferir morir que seguir viviendo así-
-eso fue un acto cobarde, y lo sabes, si muy valiente para decidirse a hacerlo, pero decidió tomar la puerta fácil. Sería su misma conciencia, sus pesadillas, sus peores maldades las que no la dejaban dormir por las noches. Claro que no está bien ir a su tumba y escupirle, pero no está mal si piensas que ella lo tenía merecido, jamás hizo nada bueno-
-pero en el fondo si me duele Lee ¡ha muerto!-
-pues debe dolerte, después de todo es tu madre, la mujer que te dio la vida-
-y la que me heredó su maldad ¡pero mi madre! y no quiero ni siquiera poder pensar en que mi destino será el mismo, el mismo fin que ella. Vivió sola, y murió sola, a nadie le dolerá su merte, nadie la echará de menos ¿y si eso pasa conmigo? ¡no quiero un triste final cómo el de ella!-
-no lo digas ¡yo te quiero! Valeria te quiere, James también, y ¡claro que tu padre! a todos nos dolería tu muerte, y más saber si fuera de esa manera-
-yo ya no sé si James me quiere, y de mi padre no se que creer, tal vez Valeria y tú me aprecian, ustedes sí-
-No culpes a Adam por no  saber demostrarte su amor, es algo más fuerte que él, pero sabes que así es, él te quiere. James, sé que estuvo muy enojado por lo que le hiciste, y en esos momentos en verdad te odió, pero sabes que tiene un corazón tan noble, incapaz de guardar rencores, y menos un sentimiento tan horrible cómo lo es el odio ¡yo estoy seguro que ya te perdonó! Para mi eres cómo un hijo, o tal vez un nieto, te quiero tanto cómo si fueras de mi sangre. Y de Valeria, bueno lo que ella siente por ti, es algo que tú mismo tendrás que decifrar-
-ella me quiere cómo a un hermano, ya me ha dado a entender eso, y se lo agradezo mucho-
-¿un hermano? si, claro ¿tú la quieres cómo a una hermana?-
-yo, pues, cómo sabes no entiendo mucho sobre el amor, no sé distinguir mucho sobre esos sentimientos, sé que la quiero, y que la manera en que la quiero no es la misma que cómo quiero a James, tal vez cómo a una amiga ¡no lo sé!-
-ponte a pensar bien, ese sentimiento se puede distinguir muy fácil, y te aseguro que ella te quiere de esa misma manera, si sabré yo, con sólo mirarlos cerca el uno del otro, hasta tu padre que ya no ve bien, podría notarlo-
-no te entiendo ¿de que hablas?-
-no Drake, esta vez no te lo diré, tendrás que decubrirlo por ti mismo, y cuando lo hagas, verás que una luz de esperanza sigue abierta para ti ¡no trates de mirarlo con los ojos, sino con el corazón!-


Adam se hizo cargo de el entierro de Kate, pues él jamás la odió, y en el fondo sentía pena por la manera en la que murió. Al entierro sólo asistieron Adam, Lee, Valeria y Drake, quién fue más por obligación que por gusto, a la vez le alegraba su muerte, pero también le dolía, estaba tan confundido con esos sentimientos. 

Unos Meses Después...

martes, 6 de agosto de 2013

East of Eden - Capítulo #33 (el destino de Kate)

Cómo lo prometió, ahí estaba Valeria en casa de los Bell después de clases, y al verla, Lee se puso muy feliz.
-Hola Valeria ¡me alegra que vengas! te estaba esperando-
-hola Lee, perdona por no venir antes, pero mi padre ha estado enfermo y, bueno he tenido que cuidarlo-
-no te preocupes, lo bueno es que hoy has venido-
-y ¿cual es tu insistencia en que venga?-
-quiero darte algo. ¿Me vas a ayudar a preparar pastel de chocolate y fresas? eso me dijo Drake-
-claro, aa y me ha pedido que le guarde una rebanada-
-que muchacho, si sabe que no nos comeremos ni la mitad-
-si, pero se la voy a guardar. Hoy vendrá tarde pues estará ensayando, pero espero que llegue antes de que yo me vaya-
 Lee y Valeria prepararon la comida, aunque no la sirvieron pues Adam estaba dormido. Después prepararon el pastel, y cuando éste quedó listo, Lee fue a su habitación y regresó con una pequeña cajita dorada y con dragones dibujados en dorado y rojo.
-que bonita cajita ¿que tiene adentro?-
-toma, y mira tú misma-
-una medalla en forma de corazón ¿se abre? ¿quienes son esas personas de la foto? ¡son tus!-
-si, son mis padres. Este es un regalo que mi padre le dio a mi madre después de casarse, y el único recuerdo que tengo de ella ¡ahora es tuyo!-
-yo no puedo aceptarlo Lee, debe de ser el mayor tesoro para ti, no deberías de querer dejarlo-
-se supone que debe de ser un regalo para mi hija, es una tradición china. Pero sabes que no tengo más familia que ustedes, y dado a que eres la única mujer que en verdad quiero ¡deseo que tú lo tengas!-
-¿por qué ahora?-
-cuando uno se va haciendo viejo, ve las cosas de diferentes maneras, ya no se sabe cuando Dios nos llamará, y yo quiero irme dejando todo claro, sólo me quedaba entregar la medalla a quién la mereciera ¡Valeria tú has sido cómo la hija que jamás tuve! por favor conservalo-
-lo haré, será el más valioso tesoro que jamás tuve, y Lee, si tú hubieras sido mi padre, yo sería la hija más feliz del mundo-
-Gracias niña. ¿Que pasará con Drake? ya se está tardando-
-si, y yo ya tengo que ir a casa, quería verlo, pero supongo que será después. También quería ver al señor Bell, pero sigue dormido, no importa porque vendré seguido, los podré ver pronto. Me voy, le dices a Drake que le guardé su rebanada de pastel, y que lo estuve esperando-
-claro, yo le digo, seguro que lo ves mañana en clases-
si, bueno me voy, pronto vendré a visitarlos Lee. Adiós.


Valeria salió de la casa de los Bell, y se encontró con Drake sentado en los escalones de la casa.
-¿cuanto tiempo llevas ahí? creí que no te vería hoy-
-tengo un buen rato, te estaba esperando-
-bien ¿llevas mis libros?-
-si, pero primero entraré a dejar los míos ¡vuelvo enseguida!-
Lee vio a Drake entrar rápidamente, y dejar los libros sobre la mesa, lo miró y notó que el brillo es sus ojos había aparecido de nuevo, y bien supo el motivo de ello.
-hey, lleva esos libros con cuidado y tratalos bien- Dijo Lee a Drake refiriéndose no a los libros sino a la chica. Drake le sonrió alegremente, lo miró y le respondió. -Así será Lee, no te preocupes- Y el muchacho salió enseguida, el chino sólo sonrió por lo bajo y regresó a la cocina.
Afuera Valeria esperaba a Drake, él salió enseguida, tomó sus libros, y caminaron uno a lado del otro.


Por otro lado. Mientras en Monterey.
Kate escribía una carta. Resultaba que desde aquella visita de sus hijos, algo en ella había cambiado, pues desde ese día sintió más que nunca que las fuerzas la abandonaban, la enfermedad vencía, a la vez que ella cedía. Las ganas de irse al este a comprar una casa cerca de la playa y vivir ahí el resto de sus días, tranquila y feliz, ya habían desaparecido. Ahora sólo tenía pensamientos para el dolor, y los remordimientos, cosa que nunca antes sintió. No es que al conocer a sus hijos ahora los amara, esa palabra "amor" era algo que ella no conocía, pero si que le había llegado el remordimiento, las culpas, saber lo que su mala sangre podía provocar le causaba temor. No podía sacar de su cabeza aquella mirada aterrorizada del chico rubio, el asco con que esos ojos azules parecían mirarla, y se sintió tan avergonzada de ella misma. Luego supo que el rubio perdió la razón pues se enroló en la guerra esa misma noche ¡todo lo que pudiera pasarle sería sólo culpa de ella! Por otro lado, aquel muchacho de cabellos castaños y rojizos, el de mirada dura, fría, le mostró más allá de ella, en esa mirada se reflejaba una profunda tristeza, que con sólo poder notarla, dolía, esa mirada mostraba una enorme soledad, miedo y odio, sabía que todo eso lo había provocado ella, sin proponérselo había causado tanto a esos dos mellizos que nada de culpa tenían en haber nacido de sus entrañas. La conciencia no la dejaba en paz, y sólo pensaba en morir para acabar con la angustia que eso le provocaba, y con el dolor físico que ya era muy desgastante. Por eso se decidió a escribir una carta. En ella dejaría claro que todo su dinero y propiedades pasarían a ser de el chico de ojos azules, de aquel que la miraba con repugnancia. Nada deseaba dejarle al chico de ojos cafés, y de mirada fría. Trataba de remediar el daño causado, cómo si con dinero pudiera remediar el daño en James, tratar de comprar su dolor. Por Drake sentía también remordimiento, pero bien se decía que él era cómo ella, y si no lograba dejar salir su lado bueno ¡el sería aún más malvado de lo que ella fue! Drake no merecía nada de ella. Y aunque a ninguno de los dos quiso ni por un instante, si se sentía tan culpable de hacerlos infelices, y de marcarlos con su sangre, por eso decidió suicidarse, pues las pesadillas por las noches eran las más horribles, en ellas aparecían aquel maestro joven, enamorado, y el dolor amargo que causó el desprecio de ella, la desesperación que lo llevó al suicidio. Luego aparecían sus padres, ellos que siempre fueron buenos, y que trataron de ser un buen ejemplo, pero que sin embargo siempre fueron un obstáculo en su camino, los miraba quemándose y retonciéndose de dolor. Luego estaba su mismo reflejo frente a ella, pero con otro rostro, el chico de pecas, frío y calculador, cruel y malvado, pero que a la vez reflejaba el más grande de los dolores ¡el rechazo! por último aparecía el rubio, el que con sus ojos azules la miraba enloquecido, asqueado y atormentado. Todo era demasiado para ella, ya no tenía fuerzas para seguir, así que era tiempo de poner fin a todo. No se arrepintió ni de las muertes que provocó, ese hombre enamorado, ni sus padres, todo lo malo que hizo cómo dueña de aquel burdel, las chicas secuestradas y utilizadas, los actor perversos que ocurrieron dentro, ni mucho menos la manera en la que se convirtió en dueña de éste, ganándose a la dueña, para luego envenenarla y matarla, estando segura de que ella sería la única heredera de sus bienes. No se arrepintió de disparar contra Adam. Sólo se arrepentía de heredar la mala sangre a sus hijos, y deseaba que para ellos si hubiera esperanzas aún, que ellos si lograran ser buenos hombres al fin de cuentas, sobre todo el que más perdido estaba, el que luchaba por ser bueno, pero que su maldita herencia no le permitía salir victorioso de esa batalla con él mismo. Escribió una carta breve, sólo unas lineas.
-He decidido dejarle todo, mis dos casas en Monterey, mi dinero en el banco, mis joyas y todo lo que de valor poseo, a mi hijo James, todo es para él. Para Drake no dejo nada, sólo un  consejo, "No dejes que mi sangre te destruya, busca muy adentro de ti, y encontrarás aquello que posees ¡la bondad! se que ahí esta.  No pido perdón a nadie, ni deseo que me perdonen, sólo quiero decir que jamás fue mi intención marcar a mis hijos, ellos eran inocentes de todo lo malo que había en mi. Ahora mismo sé que las puertas del infierno me esperan, pues es lo que merezco, y no tengo miedo, tal vez hasta me guste estar ahí. Firma Kate Ames-
Metió la carta en un sobre, y en él escribió ¡mi última voluntad! dejó el sobre encima de su tocador, a la vista de quién fuera, se recostó en su cama, llevaba puestas sus mejores ropas, las más bellas y caras, estaba perfectamente arreglada y maquillada. Luego abrió un cajón que estaba junto a su cama, sacó de el una pequeña botellita con cianuro, no titubeó un momento, lo abrió y luego lo tomó. Poco después el efecto era evidente, su estómago se retorcía de dolor, sudaba frío y temblaba, su cabeza daba vueltas y sus oídos zumbaban, ante ella volvían aparecer los rostros de esas personas, luego unas llamas se asomaban a través de una puerta que se iba abriendo, y a la vez la jalaba a ella, mientras sentía aquel ardor que rodeaba todo su cuerpo, quemaba de tal manera que el dolor la retorcía aún más fuertemente. Sus ojos le pesaban tanto que ya no podía mantenerlos abiertos, pero aún así los rostros de esas persona no se iban, lo último que sus ojos vieron fue los rostros de sus mellizos, uno mostraba un enorme dolor, resentimiento y odio, a la vez que el otro mostraba repulsión, asco, y vergüenza por ella. De pronto esas llamas la jalaron tanto hasta hacerla entrar detrás de esa puerta ardiendo, y en ese momento dio un último respiro ahogado, a la vez que sus ojos se cerraron por completo, y ese corazón cruel y malvado daba el útlmo latido.