miércoles, 26 de junio de 2013

Eastr of Eden - Capítulo #12

Haber visto a su madre tan de cerca, fue suficiente para Drake por el momento. Sabía que ella no deseaba ni verlo, y que acercarse ya era casi imposible, por lo que decidió dejar de lado sus planes para hablar con Kate y mejor enfocarse en el negocio de Adam. Cada día después de clases iba hasta el rancho para ayudar con el negocio de las lechugas, o a mirar que la fábrica de hielos funcionara correctamente. La familia estaba poniendo todo de su parte para que la idea de Adam funcionara, incluso Drake se portaba bien, estaba tan ocupado con todo eso que se olvidaba de hacer maldades. Los meses siguieron pasando y ya las lechugas habían crecido, había recolectores en todo el rancho de los Bell, unos  cortaban, otros más las revisaban, limpiaban y acomodaban, sin duda estos días habían sido los más duros del trabajo. Todo iba muy lento, pero seguía su curso, el tren había llegado y se encontraba parado en la estación. Al chico se le ocurrió algo para avanzar más rápido con la revisión de las lechugas, miró que uno de los vagones llevaba un descargador cómo el de la fábrica, ese por donde bajan los hielos, él no dudó ni un momento, y vigilando que no hubiera nadie desclavó las orillas que mantenían el descargador unido al vagón, y con ayuda de un par de recolectores lo tomaron y lo llevaron hasta el sembradio que estaba muy cerca de la parada del tren. ahí junto a un contenedor donde caían las lechugas fue que pusieron el descargador, y comenzaron a usarlo, sin duda pasarlas por ahí era mucho más rápido que pasar una por una con las manos. Adam llegó a ver que todo fuera en orden, y miró aquello que no sabía que era, pero por donde rodaban montones de lechugas, Drake se acercó a él, y entonces Adam le preguntó que cosa era esa.
-¡vaya! ¿que cosa es esa?-
-pues verás, pensé que con esto podríamos ahorrarnos mucho tiempo, el tren de transporte pronto estará aquí y tenemos que ir a toda prisa con las lechugas, ¡esto nos ahorrará mucho tiempo!-
-bueno, jamás se me hubiera ocurrido utilizar algo así, es parecido al que tiene la fábrica de hielos ¡muy bien pensado hijo! me alegra ver que te estás encaminando, y lo haces bien, muy buena idea la que has tenido-
-gracias padre, que gusto que te haya agradado-
-claro. Ya es hora de la comida, le diré a todos que vayan a descansar un rato y a comer, para después seguir trabajando ¡aún queda mucho por hacer!-
Las personas tomaron diferentes caminos, pero todos buscando un lugar donde sentarse y comer, Valeria venía ya con el almuerzo de James, pero no lo miraba, así que se acercó a Drake para preguntarle por su hermano. Aunque con algo de miedo y desconfianza se decidió a pararse frente al chico de la larga melena que cubría su frente. Sería la primera que que hablaría sólo con él, pues siempre estaba James, o algunas veces Adam, o Lee, pero nunca había estado totalmente a solas con Drake, no desde aquel día en que  se conocieron, y él la llamó niña insoportable, algo que Valeria no lograba olvidar. Se paró frente a él, esperó unos segundos y luego se decidió a hablarle.
-Hola Drake. ¿Sabes donde está James? es que le he traído su almuerzo, pero no lo veo por ningún lado-
-es que no está, anda por ahí en su caballo, está revisando que no queden más lechugas sin  recolectar-
-si, y ¿no tardará mucho?-
-no lo creo, tal vez una media hora, pero dame su almuerzo, yo lo llevo-
Drake tomó la canasta que traía Valeria en las manos antes de que ella pudiera darse cuenta. Salió corriendo hasta un jardín donde había sillas y mesas para comer, se sentó en un a mesa solitaria que estaba hasta el fondo y que no tenía sillas, y hasta allá lo siguió Valeria. Una chica a la que Drake había conocido durante la recolección se encontraba ahí comiendo una manzana, habían quedado de verse para el almuerzo, pero él le pidió que se fuera pues Valeria ya venía, y no quería que viera a la chica. De mala gana pero sin otra opción, la chica se levantó y se fue a otra mesa que estaba aún más arriba. Drake se sentó en la mesa y sacó de la canasta un sandwich de jamón y comenzó a comerlo, cuando Valeria lo alcanzó el ya estaba comiendo muy alegremente y solo, ella se sentó junto a  él y, le dijo.
-ese es el almuerzo de tu hermano, si quieres puedo prepararte algo ¡tardo sólo unos minutos!-
-no gracias, ya estoy comiendo-
eso veo, no te preocupará dejar a James con hambre-
-no, él regresará pronto, yo estaré varias horas aquí-
-bien. Oye, ¿quién es esa chica?-
-¿que chica?-
-no te hagas el disimulado, la he visto irse a sentar allá atrás, además no aparta la mirada de aquí-
-a, no la conozco-
-eres un mentiroso, pero si se ve que se muere de celos ¿es tu novia?-
-claro que no, apenas la conocí hace unos días, además no es mi tipo, yo sólo busco amistades, son ella las que quieren buscar algo más-
-pues no las culparía. ¿sabes? tenía tanto tiempo sin mirarte de cerca ¡desde que eramos niños! has crecido mucho y, eres muy apuesto ¡tienes una mirada tan sincera!- 
-y ¿eso debo de tomarlo cómo un cumplido? James se pondrá celoso-
-no tendría por qué, sólo he dicho la verdad, esa expresión en tu mirada es única, bien se dice que los ojos son la ventana del alma, y comenzaré a creer que eso es verdad-
-pues ¿que quieres decir con eso?-
-que si la gente se acercara a ti, y te viera a los ojos, ellos podrían ver lo que realmente hay en tu interior-
-¿que es lo que se supone que ves?-
-que tienes un buen corazón. Todos dicen que eres malo, y hasta yo lo he pensado, pero te juzgan sin conocerte lo suficiente ¡una persona que tiene una mirada tan dulce y transparente no puede ser malo!-
-a es que tú piensas que soy malo ¿es eso?-
-no he dicho que piense que eres malo, pero algunas veces lo creo, todos lo dicen, luego te miro actuar de una manera tan extraña, tu forma de ver, tus actos, todo eso me hace dudar ¡y no puedo olvidar que el día que te conocí casi matas a tu hermano!-
-no exageres, sólo estaba jugando, nada malo quería hacer-
-pues vaya manera de jugar, desde entonces te tengo miedo ¡lo siento, no quise decir eso!-
-no importa, sé que me temes, lo he sabido siempre, además supongo que yo tengo la culpa-
-James me dice que en el fondo él sabe que eres bueno, pero que te comportas así para llamar la atención de la gente, así que creo en sus palabras-
-pues tal vez si soy malo, hago cosas malas-
-¿y quién no ha hecho cosas malas alguna vez?-
-tú por ejemplo, no creo que jamás hayas hecho algo incorrecto-
-te equivocas, todos lo hemos hecho alguna vez, y yo también me he portado mal en más de una ocasión-
-claro, supongo que alguna vez no te lavaste las manos antes de comer, o no te dormiste en cuanto te fuiste a la cama, tal vez alguna vez rompiste un jarrón de tu madre, ¡o ensuciaste tu ropa! para ti eso es ser muy mala-
-pues no, una vez hice algo muy malo-
-¿que cosa?-
-tiré tres mil dolares al río-
-¿cuanto? no te creo-
-así fue, yo no miento ¿quieres que te cuente?-
-¡pues si!-
-Bien. ¡Una vez tiré un anillo de diamantes al río! y costaba eso, o al menos mi padre me dijo que eso le había costado-
-a ya veo, dime cómo fue-
-tú ya sabes que un par de años después de que vinieron a vivir a Salinas mi madre murió. Y sabes que papá se volvió a casar enseguida, sólo unos meses después de que ella murió. Yo me sentí muy mal por eso, y estaba muy enojada, esa mujer no me caía bien y, un día entré a su habitación a escondidas y tomé el anillo de bodas que le dio mi padre, salí corriendo y lo eché al río, no lo pensé, tan sólo lo eché-
-¿y que pasó?-
-pues le tuve que decir a mi padre lo que hice con él, recuerdo que lo buscaron por horas, pero no pudieron encontrarlo ¡y mira que lo intentaron! Ella estaba furiosa, sé que deseaba darme una tunda, pero no podía-
-¿pero que hizo tu padre?-
-pues me castigó, y luego de un tiempo el lo olvidó, pero ella no, me sigue odiando por hacer eso. Para mí era difícil acostumbrarme a la ausencia de mi madre, y después él llega con otra mujer que quiere ocupar su lugar, y que para colmo no me soportaba. El tiempo pasó y yo crecí, ahora ya es diferente, a ella la soporto, pero jamás podría ser cómo una madre, y mi padre ¡a él lo respeto! nos llevamos bien, pero ya no lo admiro cómo antes, ahora sólo llevamos la relación padre e hija, y sólo espero el día en que me case y alejarme de ellos, pues las cosas nunca más fueron igual- 
-ya entiendo, yo no estaba enterado de todo eso, James no me lo dijo-
-es que esas cosas eran muy mías, no me gustaba que todos lo supieran, y hasta ahora sólo lo sabían James y Lee-
-¿por qué decidiste contarmelo?-
-porque creo que querías escucharlo, tienes que entender  que todos comentemos errores. Yo no aceptaba a mi madrastra, fui mala con ella porque creí que ocupaba el lugar de mi madre, pero no era así. Sé que yo soy aún más adulta que los mismos adultos, pues yo he tenido la sabiduría para perdonarle a mi padre su falta de comprensión y de apoyo, sé lo que tú algunas veces debes de sentir, te entiendo aunque no lo creas, no sólo tú sufres-
Drake miraba a Valeria a los ojos, comprendía que todos pasan por malos momentos, pero que saben reponerse y salir adelante. Pero James y Drake no podían hacerlo, pues serían más débiles, o demasiado sufribles. Por primera vez pensó que Valeria no era sólo la cara bonita que había visto durante casi seis años, sino que además era muy inteligente, fuerte, muy valiente. Él se sentía alegre por haber platicado con la novia de su hermano, esa chica sería la esposa ideal para cualquier hombre, en este caso para James. Valeria también miraba los ojos de Drake, y le sonreía, se había atrevido a ver más allá de su rostro, ver en su interior y notar que había un ser humano con un noble corazón, pero era algo tan difícil de mirar pues él no permitía que se acercaran lo suficiente cómo para notarlo. Había pasado ya un buen rato y James estaría por llegar, estaban en silencio y sin saber que decir, ella tomó un mechón del cabello de Drake que le había cubierto parte del ojo, lo acomodó hacía un lado, y le sonrió.
-mira que pelos tienes, deberías de cortarlos, o al menos peinarlos-
-así me gusta peinarme-
-está bien. Yo creo que debo de volver, James no tarda en venir, y además esa chica me quiere matar con la mirada, pensará que somos novios ¿por qué no le dices que soy la novia de tu hermano?-
-no, deja que piense lo que quiera, no tengo por qué darle explicaciones. Mira, ya está llegando James-
James llegó de se revisión por los sembradios. Adam estaba mirando cómo pasaban de rápido las lechugas, apenas había hablado con unos trabajadores de tren, le contaban que alguien había robado el aparato que usaban para descargar, pero él no se imaginaba de lo que hablaban esos hombres. mientras observaba el invento de Drake. James le preguntó.
-¿que es eso eh?-
-es un invento de tu hermano, funciona muy bien-
-¿a sí? a mi me parece que es un descargador-
-¿que? eso es un, ¡ese muchacho! Drake, ¡ven para aca en este momento!-
James corrió al mirar a su novia que estaba caminando a su encuentro, Drake venía a un lado, y al oírlo llamarle, Drake corrió junto a su padre. James se acercó a Valeria, la saludó, y volteó hacía donde estaban su padre y su hermano, y le comentó a Valeria.
-estoy seguro que mi padre lo va a regañar, y Drake se molestará, y empezará la pelea ¡siempre es así!
-así que un invento tuyo- Dijo Adam enojado, pero Drake no respondió nada.
-has robado ese descargador, y seguramente les has dificultado el trabajo a esos hombres ¡quiero que lo devuelvas a donde pertenece! que fácil es tomar las cosas de los de más, nunca haces nada bien ¡nunca!-
Y aunque deseaba hablar, Drake se quedó en silencio, tomó aire, y trató de tranquilizarse. Fue hasta el descargador y comenzó a desclavarlo, esta vez no echaría a perder lo poco que había ganado ante su padre, haría lo que el le dijera.
-James, quiero que te encargues de fabricar un descargador igual a este, pide ayuda a algunos trabajadores, y trata de hacerlo lo más pronto posible ¡no queremos perder más tiempo!- Dijo Adam a James-
-así será padre, ahora mismo comienzo a hacerlo-
Ahí estaban otra vez, los celos, la envidia. Se preguntaba por qué siempre era James quién hacía todo bien, y por qué su padre sólo tenía ojos para su hermano, pero jamás para él. Más que coraje, le provocaba un enorme dolor en su interior.


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