sábado, 8 de junio de 2013

East of Eden - Capítulo #3

Un par de meses después Adam compró una casa en Salinas, no tan lejos del rancho donde vivían, pero si cerca de todo y de todos. Casi unos días después de su traslado a Salinas fue que Drake escuchó algo que le cambió la vida. Había salido a pasear por la plaza para conocer un poco el lugar, y caminando por la calle escuchó a unas personas hablar, mientras caminaban mencionaron a la esposa de Adam, la cuál estaba viva pero desaparecida. Aunque intentó escuchar más, ya no pudo, desde ese día un nuevo tormento surgió en la vida del pequeño, ya tenía demasiado con el rechazo de su padre, y ahora saber que su madre estaba viva era un golpe duro, pero buscaba siempre sacar provecho de las cosas. Con esta nueva noticia encontró la manera de herir los sentimientos de su hermano, él que adoraba el recuerdo de su madre muerta. Una tarde mientras estaba aburrido, Drake pensó en algo para divertirse un poco, y mientras jugaban en el jardín, se le ocurrió molestar a James.
-¿que harías si supieras que nuestro padre es un mentiroso?- dijo Drake con tono burlón.
-no seas grosero, mi padre jamás sería un mentiroso, no deberías de mencionar algo así-
-sólo prengunté, además ¡si es mentiroso!-
-¿de que hablas?- preguntó James bastante enojado. -mi padre no miente, ¡ya basta!-
-pues lo hizo ¡él nos dijo que nuestra madre murió pero no es así!-
-¿qué dices? ella murió hace mucho tiempo-
-no, es una mentira de  él, ella vive, se lo escuché decir a dos personas que caminaban en la plaza-
-no te creo, tú eres el único mentiroso-
-piensa lo que quieras, pero lo que digo es verdad, ella vive-
-te gusta hacerme sufrir, siempre lo haces, pero esta vez has ido muy lejos ¡odio ser tu hermano, te odio! sabes que mi madre es lo más preciado en mi vida, ella es un ángel que está en el cielo, no trates de burlarte de mí, al menos no con ella, respeta su memoria ¡o de lo contario te haré respetarla a golpes!-
James era bastante pacífico, y todo lo malo que Drake le llegaba a hacer, lo justificaba culpando a su soledad, a la falta de su madre, lo perdonaba y olvidaba, pero esta vez Drake se metía con el recuerdo más amado de su vida, y no soportaba que jugara con la memoria de su madre. Sintió tanto dolor y coraje a la vez, que aunque de sus ojos brotaban lágirmas desconsoladas, se sentía indignado, deseó por primera vez golpear a su hermano. En su mirada se notaba la rabia que había en su interior, y aunque a Drake eso no le daba miedo, la reacción de James si lo hizo dudar un poco, lo vió dispuesto a golpearlo, y después sabía que iría a contarle todo a Adam y eso no le convenía. Ya había disfrutado de atormentar a James, ya era suficiente, así que dio marcha atrás, y dijo.
-ya ¡calma, sólo bromeaba! quería ver lo que decías con todo esto-
-¿porqué haces algo así? de verdad disfrutas haciendo esto, lastimar a los de más te encanta-
-bueno, ya perdoname, no creí que te fueras a enojar tanto, ya olvidalo-
-está bien, no sirve de nada tratar de hacerte entrar en razón, creo que tú nunca vas a cambiar. Mejor me voy a la casa, ya no quiero jugar-
-espera, no te vayas, no seas exagerado y olvidalo-
-no quiero, algunas veces cómo esta, me das miedo, no deseo estar cerca de ti, tal vez es verdad lo que dicen todos, que eres malo, yo trato de justificarte por  lo solo que estás, pero no ¡tienen razón, eres malo!-
Era de esperarse todo esto, y también era de esperarse que Drake se sintiera arrepentido un momento después, las palabaras de James calarón hondo dentro de él, pues sabía que era verdad, él mismo se sabía malo, y aunque no le gustaba, si que adoraba hacer cosas malas. Sabía que su hermano terminaría por perdonarlo unos días después, ya que en su corazón no había espacio para odios ni rencores, por el contrario, para para Drake sólo había espacio para esas cosas. Sintiéndose confundido cómo tantas veces, entró en la casa y miró a James jugando con Adam  muy alegremente, pero al verlo se quedaron quietos observándolo, sólo agachó la mirada y siguió su camino, entró a su habitación, se encerró en ella y se echó a llorar cóm era ya costumbre.
Pocas semanas después se incorporaron a clases. Para la buena suerte de James sólo había dos escuelas, y su padre los inscribió en la mixta, donde seguramente estudiaba Valeria. Esta era la única escuela donde había niños y niñas, claro que divididos por una barda, pero eso era lo de menos, ya él encontraría la manera de saltarse esa barda para ver a su primer amor. Y de no ser por la ayuda que Drake, hubiera sido casi imposible mirarse a escondidas, pero el niño de pecas encontró la manera de que James pudiera saltar la barda sin que nadie se diera cuenta, y así fue. De entre un árbol al final de la barda el chico rubio podía saltarse, quedaba un pequeño espacio de no más de un metro, y era ahí donde se miraban y pasaban todo el recreo juntos, mientras Drake del otro lado cuidaba que nadie notara que estaban escondidos ahí. Esta vez se sentía feliz de hacer algo bueno por su hermano, sabía que para él Valeria había llegado a ocupar parte del lugar que ocupuba su madre, la presencia de una mujer en su vida. Drake no imaginó lo mucho que podía llegar a transformar a James una niña tan pequeña, pero se sentía feliz de verlo feliz, y siempre que podía les ayudaba para poder verse o salir a escondidas.
De esa manera fueron pasando los años, 5 para ser precisos. Ahora con 16 los mellizos ya eran todos unos hombres, y su vida había cambiado mucho. En casa ambos ayudaban con los deberes, a James se le iban los días, estudiando, pasando tiempo con Valeria, y ayudando a su padre, lo mismo que Drake, sólo que él se había vuelto más solitario, y sus acciones cada vez eran peores, si las que llegaba a hacer de pequeño jamás parecieron ser juegos de niños, lo que ahora hacía, mucho menos. Una manera de distraerse y de dejar de pensar en tantas cosas que le llegaban a atormentar, fue salir por las noches. Cuando ya todos dormían, él salía a escondidas, se iba a la plaza, a la cantina, a caminar por las calles, sentía que de no salir de entre esas cuatro paredes por al menos un rato, podría volverse loco. La cantina era su lugar favorito, pero no para tomar, pues aunque siempre se portaba mal, no hacía cosas incorrectas, en aquellos tiempos la obediencia y el respeto eran cosas importantes. Sabía que no tenía edad para tomar, y tampoco le importaba hacerlo. Ya eran dos años los que llevaba saliendo a escondidas y el alcohol jamás fue algo que llamara su atención. Le gustaba sentarse junto a los borrachos y escuchar sus pláticas, decían tonterías, o las hacían, pro también era cuando más verdades solían decir, cualquier cosa que no se atreverían a decir estando sobrios, lo decían estando borrachos. Pero aunque llevaba dos años visitando la cantina jamás llegaba a escuchar una plática que le diera pistas de donde encontrar a su madre, de saber lo que había pasado con ella, nadie había mencionado a Cathy, no, al menos que el hubiera escuchado. Era esa la principal razón para asistir a ese lugar casi todas las noches, sabía que tarde o temprano alguien hablaría de más y lo sacaría de dudas. Aunque no por miedo, no se atrevía a preguntarle a Adam por su madre, sería tan fácil preguntarle a su padre, pero no podía, no sin antes  saber que era lo que había pasado para que ella los abandonara siendo tan sólo unos recién nacidos, así podría preguntarle a Adam por que les mintió  tanto tiempo, sabía que su padre no decía mentiras, pero si lo hizo fue por una gran razón, pues de no ser por eso jamás habría mentido. Para Drake su padre lo era todo, era él la persona que más quería, a la que más deseaba impresionar, él único del que le importaba saberse amado, por el que  haría cualquier cosa a cambio de una caricia o una palabra amable, pero por lo contrario sólo recibía regaños e indiferencia.
Al fin la noche que tanto había esperado por dos años le había llegado. Estando sentado en la cantina cómo  cada noche fue que escuchó a un par de borrachos hablar, ¡hablar de lo que el tanto deseaba saber! Ese par de hombres comenzarón a hablar de Kate, lo que para Drake no significó nada, pues sólo sabía que el nombre de su madre era Cathy, pero después uno de los hombres mencionó que era ella la esposa de Adam Bell, entonces todo cambió, y trantando de ser discreto se acercó lo más que pudo a la mesa para escuchar todo lo que decían, y muchas respuestas llegaron para Drake en ese momento.
   

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